¿Qué se hizo y que faltó en la COP 16?

Empezar por decir que se hizo la COP 16. En sí misma esta es la mayor conclusión, un gran éxito, pese a algunas amenazas previas sobre todo en términos de seguridad o dudas en capacidad logística, el país asistió a un evento de la mayor envergadura, de talla internacional, del que hay mucho por tratar y en el que quedaron temas valiosos pendientes. En estas líneas trataré de abordar algunos de los elementos más sobresalientes.

En primer lugar, una campaña de educación ambiental sin precedentes. La palabra “biodiversidad” quizás fue una de las más escuchadas en medios de comunicación y en redes sociales los últimos quince días en Colombia, pero más allá de eso, pienso que los centenares de paneles y expresiones de cultura ambiental en los diferentes espacios de la comunidad logró que la importancia de cuidar nuestra riqueza natural se pusiera en primer lugar de la agenda, de nuestra vida profesional, educativa, comunitaria y familiar.

En segundo lugar, la participación ciudadana en el evento. En la madrugada del sábado cuando se estaba finalizando la COP, se llegó al registro de un millón de visitantes en la Zona Verde, de 12 mil en la Zona Azul y alrededor de 1000 eventos desarrollados en dos semanas, ¡Sencillamente impresionante!

En tercer lugar, el anhelo que hemos tenido muchos, de la unión entre el estado, la empresa privada y la academia se hizo realidad en este encuentro. Fue evidente, se tuvo el mayor compromiso del gobierno nacional, el departamental y el local, quienes, aun representando ideas diferentes, se les vio sumando esfuerzos para que todo saliera bien, la presencia de la comunidad educativa, universitaria y de investigación fue fundamental, y se registró la mayor participación de empresarios en la historia de la realización de las COP, alrededor de tres mil.

Quedando mucho por resaltar, plantear que Colombia y Cali se convirtieron en foco de conversación sobre temas positivos a nivel mundial, después de una difícil historia de nuestra imagen internacional en las últimas décadas, se logra demostrar que nuestro país es mucho más, potenciando no solo desarrollos puntuales en temas como el turismo o los negocios verdes, sino también abriendo un espacio geopolítico bastante interesante.

Faltó por definir los temas de financiación, aunque se creó el llamado Fondo de Cali, no quedaron claros, por falta de quórum el último día, los compromisos presupuestales de los países más adinerados sobre los 200 mil millones de dólares que se requieren cada año y que son fundamentales para avanzar en este tema, por sólo poner un ejemplo, la restauración de nuestra selva amazónica en 100 millones de hectáreas puede costar igual, 200 mil millones de dólares. Un tema vital.

La presencia internacional de líderes políticos fue lánguida, aunque se destaca sin duda la participación de Antonio Guterres, secretario general de la ONU y muchísimos liderazgos de gran valor, la ausencia de jefes de estado fue reconocida por el propio presidente Gustavo Petro como una debilidad importante.

Los logros de la negociación en los documentos finales se concentran en las secuencias genéticas digitalizadas, que se trata de una distribución más justa de las  utilidades de la industria de los productos que tienen como insumo la riqueza natural del territorio, en la búsqueda de beneficiar a las comunidades que lo habitan, así como la creación un cuerpo subsidiario con representantes indígenas generando un valor a su presencia en las decisiones que se tomen en el futuro y la inclusión de un espacio específico para los afrodescendientes que generó una gran satisfacción  en la población y en los organizadores del evento.

Colombia por su parte presentó su Plan de Acción de Biodiversidad que con 128 metas hacia el 2030 pretende constituirse en la hoja ruta que nos permita conservar nuestros mayores tesoros, de los que hoy, después de estos quince días conocemos mucho más, y en los que Boyacá tiene mucho por aportar.

Espero de todo corazón que estas buenas sensaciones y el compromiso social no sea flor de un día, sino más bien una semilla que rinda los mejores frutos.

Alejandro Gutiérrez

Magister en Dirección del Desarrollo

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