Las ahuyamas anaranjadas que identifican la fiesta del 31 de octubre, en su mayoría salen desde tierras boyacenses, especialmente desde Nuevo Colón, para gran parte del país.

Halloween, ‘Fiesta de las brujas’ o Día de los niños. El nombre para muchos es lo de menos, el objetivo realmente es hacer algo diferente en el 31 de octubre, una fecha que se asocia a disfraces, alegría, dulces, fiesta y multitudes en las calles y centros comerciales.
No importa si usted cree en brujas o no, no importa si se disfraza o si puede comer dulces, pero una buena ahuyama, o mejor ‘calabaza’, como la mayoría llama a estas hortalizas de color anaranjado, amarillas o combinadas con un color verde oscuro y cosechada en tierras boyacenses, no sobra para el último día de octubre en ningún hogar o establecimiento comercial.
Aunque el municipio de Nuevo Colón es el abanderado en el cultivo de ahuyamas de diferentes tamaños y color naranja, amarillo y verde, también se cultiva en grandes cantidades en otras localidades del departamento de Boyacá, como en Jenesano, Tibaná, Turmequé y Ventaquemada.
La leyenda irlandesa de la llamada linterna de Jack y que se masificó en el mundo gracias a Estados Unidos, se convirtió en la insignia de la festividad del 31 de octubre en la que, aunque las mayorías no conoce en sus orígenes, tampoco es que les interese mucho, ya que la connotación de esta fecha en nuestro país es de alegría, diversión y se relaciona con disfraces.
La predilecta y más famosa es la variedad Candelaria, que es la tradicional grande de color anaranjado y que muchos siguen prefiriendo para convertirla en la tradicional máscara que identifica la festividad, aunque recientemente por su forma, tamaño pequeño y características, la pumpkin ha venido ganando espacio.
De las tierras de Nuevo Colón, un municipio ubicado a tan solo 40 minutos de Tunja, salen desde mediados de octubre miles de ahuyamas o calabazas candelaria y pumpkin para adornar, al mejor estilo estadounidense, centros comerciales y casas con motivo del Día de las Brujas o de Halloween.
“Este es uno de los únicos alimentos que no requiere de ninguna clase de químico o fumigo, quizá por eso es tan apetecida por las amas de casa y recomendada por los médicos hasta para prevenir enfermedades relacionadas con el corazón y la próstata», asegura Otoniel Cruz Rodríguez, uno de los llamados ‘ahuyameros’ y quien frente a su casa ha llegado a contar con hasta 1.200 de estas hortalizas de color anaranjado, de las cuales vende en promedio cien diarias.
Aunque el cultivo no es que requiera de insumos diferentes a una buena manotada de abono y desyerbe permanente, si necesita de un buen espacio ya que en una hectárea produce en promedio unos 600 de estos frutos de color naranja que, dependiendo su tamaño (desde una hasta 90 libras) puede costar entre 5.000 y 40.000 pesos.
La importancia del cultivo ha llevado a que desde el 2021 se realice el Festival de la ahuyama en Nuevo Colón, donde se premia por ejemplo la ahuyama más grande, la mejor adornada, e incluso la mejor preparación a base de esta hortaliza.
“Este año tuvimos una amplia participación y la verdad es que para nosotros es un orgullo tener una tierra tan bendecida que produce ahuyamas para todo el país durante todo el año, pero que por la fiesta de Halloween tiene un mayor pedido”, dijo la alcaldesa de Nuevo Colón, Alba Merly Marantá.