Casi 230.000 euros por persona pagaron los tripulantes del Titán, el sumergible que implosionó a 3.800 metros de profundidad en su visita a las ruinas del Titanic, una catástrofe producto de una nueva tendencia: el turismo de élite, en el que los nuevos destinos son las profundidades del océano, el espacio y hasta las zonas en conflicto. EFE
