Datos, Cifras e Indicadores – Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez #Columnista7días

¿Por qué será que le tenemos miedo, resistencia, animadversión y hasta repulsión a que nos midan, califiquen, cuantifiquen o incluyan en los estudios que se hacen de todo y para todo?

Muchos de los indicadores válidos que se tienen en todos los sectores y actividades deben responder a una serie de variables que conjugadas nos ubican en los escalafones para recibir o dejar de recibir beneficios o bondades que -sin manipulaciones- son las que nos llevan a ser competitivos, dar pasos seguros en la asignación de recursos públicos para obras, inversiones, proyectos, en la adjudicación de licitaciones o contratos y hasta en la estratificación rutinaria para los apoyos, y ni qué decir de las encuestas para consumo, definición de candidaturas o grado de aceptación en grupos poblacionales, que luego de los resultados encuentran que sienten reflejados o decepcionados.

Y es que compararnos con pares o vecinos, con similares, ser un punto más, o menos, dentro de las cifras que se revelan en estudios, medios de comunicación, trabajos, exposiciones y que son las que se entronizan en nuestras mentes y toma de decisiones, se volvió en la forma que para generalizar un grupo, compactarnos en ciertos niveles o estratos, nivelarnos por conveniencia en un piso o nivel es que se recurre a las ciencias exactas, que son con base en las matemáticas, las que se quisieron o renegaron, pero que unos profesionales decidieron, en alto porcentaje, ser los encargados de realizar estos suntuosos estudios, con diagramas, cuadros, colores, tortas, columnas y gráficas que facilitan la interpretación y lectura para una mejor comprensión y entender que no son solamente unos números fríos, que de seguro generarán algún calor y hasta corrientazos…

Los análisis de los estados financieros, el crecimiento de las acciones, los balances comparativos que recibimos en los extractos, las variaciones en los precios de café, azúcar, jugadores de futbol, apuestas electrónicas, ingresos en los informes financieros, estudios para realizar inversiones a futuro y las comparaciones en los mercados –de plaza y granos- cada semana, son apenas un datos que no dejan que gastemos más de la cuenta, o de lo que nos permite el presupuesto en estas épocas de crisis y pandemia, en fin que bien o mal nos enrutan por el camino que lleva a realizar inversiones, compras, marcar con equis, hacer cábalas, soportar con argumentos y tener el contexto para informar y así las audiencias tener el poder de decidir.

Los 40 éxitos musicales de la semana, los del “top ten” en pruebas deportivas y competencias, los 5 de la clase, los 3 para las becas, las 100 empresas más grandes de Colombia, los 2 candidatos  a ser votados en elecciones, los mejores funcionarios de las entidades públicas, los mejor ordenados en los listados en las privadas, la ocupación hospitalaria en unidades de cuidados intensivos, escudriñar en monitores, termómetros, las odiosas miradas en los retrovisores de administraciones que hicieron de las suyas y hoy pasan como “cuentas de cobro” y sin nada poder hacer o destacar los que hoy gobiernan con su estilo pero que esas agotadoras presiones les desesperan en su entorno y a su futuro.

Acudamos a profesionales y hasta a científicos en ser traductores reales de lo que las cifras, los indicadores y los datos nos pueden coadyuvar a mejorar los niveles de sectores poblacionales marcados por el desarraigo e inequidad y dejando que unos pocos, para no dar información errada, se sacien con esos manjares que se sirven de las necesidades comunes.

Las devastadoras cifras del cambio climático, los contagios, las vacunas, los vacunados, los atracos, los ataques al oleoducto, los buses quemados, las víctimas de 55 años de violencia, la intolerancia con violencia familiar, al incremento de consumo de drogas dañinas, los resultantes de más bloqueos y  polarizaciones, los asesinatos, el desempleo, las compras de vivienda, los cuadros equivalentes a la corrupción en aquel u otro gobierno o entidad… en fin una lista de mercado que se da en las mejores familias, en los que han hecho cultura, en los que aspiran a todo y en aquellos que con variantes, hacen de las suyas acomodados en esas dosificadas de las mal utilizadas redes sociales y de personajes que sin ética se prestan para hacer eco a esas dañinas herramientas de doble filo.

Han sido líneas para dejar sobre la mesa la valoración que veremos en los próximos meses a cargo de encuestadoras profesionales y serias, responsable y estrictas, con credibilidad y de seguro con lecturas acomodadas o justificando e induciendo a equivocaciones, errores, fallas y los ganadores celebrando y los perdedores demandando. No jueguen al engaño con la verdad.

Pregonamos un juego limpio con esos ingredientes que en malas manos, voces e imágenes pueden estar sirviendo a incautos, a quienes juegan con espirales, con medios equivocados y a los que con toda seriedad las utilizaremos como insumos para que la sociedad valore el trabajo sobre un contexto que lleve a puerto seguro a nuestras ciudades, al departamento y a cada uno de sus habitantes.

Más que dibujos, banners, diseños o creatividad lo que necesitamos es la realidad para afrontarla con soluciones, con propuestas, con compromisos para lo que se nos viene “pierna arriba” y que es con números como se afrontan para, mediante alianzas, no ser inferiores a nuestra responsabilidad personal o como actores de la sociedad que mira al horizonte, donde confluyen los colores y matices, mediante algoritmos de altura y alternativas, con todas las variantes, para todos.

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