Todos en algún momento de la existencia hemos demostrado o no un grado superior de ella.
La que otros soportan con estoicismo los comportamientos de sus conciudadanos como el de criticar y no proponer soluciones, pasarse por la faja las normas del cohabitar, fijar sus propias reglas para convivir, los que se creen más vivos que sus vecinos, burlarse de las cuarentenas para luego ufanarse, crear perfiles falsos en redes sociales para enviar noticias mentirosas y las que se debe tener para los sabelotodo, que aparecen en espacios de canales locales explicando de todo pero nunca sabiendo de verdad de qué hablan y si lo hacen se logra saber que es por presiones y hasta rayando en chantaje y los que los sufren la invocan para mejor dejar así.
Pero por ella la pasividad no nos puede llevar a que los radicales tomen sus argumentos para imponerse y poder así manipular los temores, indecisiones y hasta crear bodegas de temor frente a que sin ellos esto llegaría al traste. No hay forma más eficaz que generar pánico atrincherados en mensajes o dibujitos que esparcen armonía, colorido, florecitas o entornos que luego se traducen en corrupción, grande o mediana, porque pequeña no hay y no solo es con dinero sino con las demás acciones ambiciosas que ya les agotan a sus defensores.
Y esa es la que tienen los que atienden público, manejan grandes concentraciones o con la pandemia tiene que dedicarse a uno o máximo 10 clientes en el día, a quienes pedimos rebaja a sabiendas que nos la darán porque así debe ser; o los que hemos declarado héroes de estas circunstancias que nos han arrebatado a aquellos que estuvieron cercanos y siempre la abanderaron como parte de su nobleza, firmeza y raza de estas tierras, pero hay de que les saquen ésa que se colma y que lleva a conocernos de un tajo, en silencio o con vehemencia. Ya llega y se agota en los egos, trinos, fotos y figuración para entregar elementos de servicio común.
Ella tiene sus límites, es el pretexto para ‘personajes’ que se sienten dueños de sus entornos, de audiencias, del lenguaje, de temas o de hasta sentimientos o gustos por equipos deportivos, de colores o ser delegados ante órganos de decisión, que aunque cívicos, para sus ambiciones o pretensiones ya quieren coadmninistrar, hacerse a contratos o mandar a su gusto y romper esquemas exitosos.
Pero también es agradecida con quienes nos ha o hemos atendido en las buenas y malas, es reina en momentos de efervescencia y calor, es punto de equilibrio y balanza en lo público y en lo privado. En definitiva la del santo Job, la que sirve de inspiración y compañera de la sabiduría.
Con los que se aparecen como los salvadores de nuestro futuro y les gusta que los entrevisten porque cambió de apariencia, que ya es parte de su libreto, y hasta hacer relucir un título de exfuncionario que solo lo utiliza para las “crisis” y así poder reencaucharse ante sus áulicos.
Y de seguro la que Usted tiene para dedicar unos minutos a la lectura de éste pregón, que nace del corazón, y busca eco en su conciencia, para que no tengamos que lamentarnos por ser tan…