Ministerio del Trabajo busca establecer si el Club incurrió en un despido colectivo sin autorización y si algunos trabajadores fueron presionados para firmar retiros voluntarios disfrazados de acuerdos.

Club El Nogal de Bogotá, en el ojo del huracán por despidos masivos. Foto: archivo particular
El tradicional Club El Nogal, símbolo de la élite bogotana, enfrenta una fuerte tormenta mediática y social tras las denuncias por el despido de más de 130 trabajadores, hecho que hoy es investigado por el Ministerio del Trabajo.
Las decisiones adoptadas por la nueva presidenta del club, Sandra Rocío Neira, han sido calificadas por distintos sectores como una expresión de indolencia social y un reflejo de la desconexión entre ciertas élites y la realidad que vive el país.
La inspección ordenada por el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, busca establecer si el Club incurrió en un despido colectivo sin autorización y si algunos trabajadores fueron presionados para firmar retiros voluntarios disfrazados de acuerdos. Los testimonios de exempleados apuntan a que muchos de ellos no fueron plenamente informados sobre sus derechos ni indemnizados conforme a la ley.
Una contradicción en tiempos de cambio social
Paradójicamente, esta medida ocurre en un momento en que Colombia vive una profunda reflexión sobre la justicia social, la dignidad laboral y la necesidad de reducir las brechas entre las clases privilegiadas y los trabajadores.
“Ni siquiera en los momentos más críticos de la pandemia las anteriores directivas de El Nogal tomaron decisiones tan severas contra su propio personal”, señalan antiguos empleados, recordando que en aquella época se adoptaron medidas de apoyo, no de exclusión.
La noticia ha generado amplio rechazo, no solo por la magnitud de los despidos, sino por lo que representa: un golpe simbólico desde uno de los espacios más exclusivos del país hacia el sector laboral.
“En un país que clama por paz y equidad, este tipo de actos solo profundiza la brecha y la desconfianza hacia las instituciones de poder”, expresó un analista consultado por Boyacá Siete Días.
El impacto en Boyacá y la posible crisis institucional
De los empleados afectados, 17 son oriundos de Boyacá, lo que ha despertado indignación en la región, especialmente entre los familiares y comunidades de origen de los trabajadores. Para muchos, el hecho no solo tiene una dimensión laboral, sino también humana y simbólica: un reflejo de cómo las decisiones tomadas desde los centros de poder terminan afectando directamente a las familias del interior del país.
Mientras el Club El Nogal insiste en que se trató de “una reingeniería interna con retiros voluntarios”, expertos en derecho laboral advierten que, si se comprueba la existencia de presiones o incumplimiento de las normas de despido colectivo, el costo jurídico y económico podría ser más alto que el de mantener la planta de empleados.
“El riesgo patrimonial para el Club es enorme: si el Ministerio del Trabajo determina que hubo un despido colectivo irregular, el Nogal tendría que pagar indemnizaciones millonarias, sanciones administrativas y eventualmente enfrentar demandas colectivas”, explicó un especialista en legislación laboral.
La imagen del Club en entredicho
La polémica amenaza con deteriorar la reputación de una institución que durante años ha sido símbolo de poder, exclusividad y prestigio en la capital.
“El daño a la imagen de El Nogal es profundo. En un contexto donde el país exige empatía y justicia, esta decisión lo muestra como un club distante de las realidades del país”, señalaron fuentes cercanas al sector empresarial.
Ante la creciente presión pública, algunos socios han manifestado la necesidad de que la Asamblea General del Club revise las actuaciones de la nueva administración y adopte medidas que eviten una crisis mayor, tanto legal como reputacional.
La investigación continúa en curso. Entretanto, la opinión nacional sigue observando con atención este episodio que pone en entredicho no solo las prácticas laborales de una institución emblemática, sino el papel que juegan las élites en la construcción de un país más justo.
L.F.L.R.