Julio César Vargas, deportista híbrido, dispuesto a someter el cuerpo a la agonía del esfuerzo extremo – Trinos del alcaraván #Historiasdecasanare

Cientos de deportistas de todo el mundo, incluyendo un representante de Casanare, se le miden a las competencias más duras y difíciles, como atravesar en bicicleta el desierto del Sahara desde Marruecos, o la vuelta al volcán Cotopaxi en el Ecuador o las no menos difíciles citas épicas de Costa Rica o República Dominicana o a la Triatlón de San Andrés, donde, luego de pagar una fortuna para ser admitido, someten al cuerpo a la agonía del esfuerzo extremo, en ambientes hostiles, en los que muy pocos consiguen llegar a la meta.

En estos momentos están de moda los deportistas híbridos, los que hacen competencias de fuerza como el running, una actividad física que consiste en correr a un ritmo rápido y continuo, superando la velocidad de caminar, con el objetivo de mejorar el rendimiento físico, alcanzar marcas personales o participar en competencias como carreras y maratones, montar en bicicleta y nadar grandes distancias.

Julio César Vargas Enríquez, un casanareño que se especializó en el cross country. Foto Boyacá Sie7e Días

En ese cuento anda Julio César Vargas Enríquez, hijo del exsenador y exgerente del Fondo Ganadero de Boyacá Getulio Vargas Varón y de Magnolia Enríquez, un criollo que se especializó en el cross country, el ciclismo de montaña, toda una pasión, un estilo de vida en la constante búsqueda del placer, la satisfacción, la sensación de peligro, la liberación psíquica y física y el aumento de la autoestima, quien ahora migra hacia el running, tema de los muchachos de hoy.

Julio César se propuso desde muy joven ser protagonista de las grandes y difíciles competencias de ciclismo a campo traviesa que se escenifican en diferentes partes del mundo, entre ellas, la del desierto del Sahara, conocida con el nombre de la ‘Titan Desert Bygarmin’, partiendo desde Marruecos, aventura a la que llegan anualmente casi mil deportistas de todo el mundo, entre ellos, una veintena de colombianos de diferentes regiones: uno es casanareño.

Esta es una prueba ciclística por etapas que se celebra en el desierto de la zona de Marruecos. En total se recorren casi 700 kilómetros con un total de seis etapas de varios tipos, con distintos números de kilómetros y diferente recorrido.

Julio César se propuso desde muy joven ser protagonista de las grandes y difíciles competencias de ciclismo a campo traviesa. Foto: Boyacá Sie7e Días

Es una competencia que lo tiene todo: el desafío, la dureza y la emoción, donde solo un verdadero titán del ciclismo se puede embarcar en esta aventura a dos ruedas bajo el desierto ardiente más grande del mundo, a merced del abrasador sol marroquí, entre dunas cambiantes y terrenos áridos llenos de obstáculos pedregosos.

Según Julio César Vargas, se requiere de una preparación de por lo menos un año antes, bajo un severo régimen alimenticio, chequeo permanente médico y psicológico. Julio César nos relató cómo prepara su equipaje, con los elementos que la organización recomienda, pero agrega una bandera de Colombia y otra de Casanare.

Una vez dentro de la competencia, la organización dispone de jaimas, una especie de carpas tapizadas sobre la arena, con alfombras de lana de ovejas, donde el deportista descansa en colchones ortopédicos. Las jaimas se van armando en la medida que avanza la carrera en cada una de las etapas.

Los participantes deben comprometerse a cumplir de manera estricta las reglas impuestas por la organización, es decir, cuidar de sus pertenencias y obedecer las coordenadas que le indica el GPS. Las bicicletas, además, están dotadas de un chip, que sirve para localizar al competidor que por cualquier razón no llegue a los puntos de control dentro de los tiempos señalados para hacerlo.

En ese caso, se disparan las alarmas y unidades helitransportadas salen en busca del deportista, bien para reorientarle o rescatarlo y atenderlo médicamente o llevarlo a un centro hospitalario si se encuentra en una situación delicada.

Es importante prestar atención en el manejo de la presión de las llantas de las bicicletas, pues estas no tienen neumático, están provistas con un líquido como pegante, que, en caso de un pinchazo, al tratar de escapar el aire, sellan la avería.

Cuando se transita por las dunas, que son de arena, el ciclista debe utilizar unas pipetas de gas, que hacen parte de su menaje para inyectar a las llantas a punto que permita rodar sobre la arena.

A la mayoría de deportistas luego del segundo día, debido al constante pedaleo, el calor abrazador y la falta de sudor, le salen ampollas y heridas que deben soportar, con ayuda médica, por el resto del trayecto.

En la más reciente competencia hubo 700 participantes; Julio César Vargas Enríquez ocupó la casilla 110, que lo coloca en el ranking mundial en la categoría de alto rendimiento.

Pero no nos vayamos tan lejos, en algunas regiones de Colombia, como Boyacá, Casanare y Antioquia, por mencionar solo unas, ya hay empresas privadas que, bajo un registro de las autoridades de turismo, tienen unas convocatorias que están llamando la atención del deportista híbrido del mundo. ¡Así que prepárese!







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