
Gracias a la invitación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, a través de la beca Cochran, tuve la oportunidad de visitar la granja de Marty Travis en el centro del estado de Illinois, cerca de Chicago, por la famosa Ruta 66. Marty me cautivó con su visión de la vida y sus proyectos agrícolas, que se centran en la construcción de comunidades en lugar de simplemente «hacer dinero».

Marty Travis es conocido por el documental Sustainable (disponible en YouTube) y es autor del libro MyFarmer, MyCustomer (Mi granjero, mi cliente). Es un agricultor amable que comparte con entusiasmo el éxito de su experiencia, demostrando que es posible cambiar el mundo mediante prácticas sostenibles que mejoran la situación de las comunidades, la economía y la salud de las personas.
La historia familiar de Marty Travis en la región se remonta a casi 200 años, comenzando con su bisabuelo en 1830, manteniendo una larga tradición de diferentes tipos de cultivos. Sin embargo, es su historia reciente la que ha cobrado relevancia en la actualidad.
El señor Travis ha agrupado a cerca de 100 granjeros de la región, proveyendo a importantes restaurantes en Chicago y varias tiendas. Además, ha logrado desarrollar proyectos, con apoyo gubernamental, para surtir bancos de alimentos que apoyan a las comunidades de su región, integrando actores sociales de diferentes sectores.En su libro, destaca los principios que lo guían: todo está conectado, todo va a algún lugar, no hay almuerzo gratis (todo tiene consecuencias), y la madre naturaleza tiene la última palabra, sin importar tus planes.
La experiencia de Marty es inspiradora para considerar la sostenibilidad en nuestro país, especialmente en cuanto a cómo se pueden construir comunidades para desarrollar circuitos cortos de comercialización, economía solidaria y la consolidación de grupos de campesinos empoderados para acceder a mercados diversificados mediante la unión de esfuerzos.
Algo muy interesante es el espíritu de Marty Travis para empoderar a las nuevas generaciones y a los campesinos a su alrededor. Una de las administradoras de uno de los puntos de distribución consolidados por la comunidad es una joven de apenas 18 años, llena de energía y con todo el negocio en su cabeza.
Mientras muchos empresarios comienzan sus transacciones centrándose en costos, gastos y precios, Marty explica que no todo es transaccional. A menudo, inicia sus negociaciones preguntando a sus socios potenciales: ¿qué te gustaría experimentar?, ¿qué te gustaría aprender?, ¿cómo te gustaría contribuir a tu comunidad?
Para él, está claro que no todo se trata de «hacer dinero», sino de construir comunidades que también pueden ser sostenibles y prósperas. Además de implementar prácticas agrícolas sostenibles, Marty también se dedica a la ganadería con excelentes resultados.
En nuestro país, podemos aprender de esta experiencia que para desarrollar el campo es fundamental fortalecer la asociatividad. Las entidades gubernamentales pueden brindar apoyo sin caer en el «asistencialismo», el cual nunca hemos tenido pero que muchos desdeñan.La sostenibilidad puede generar riqueza. En una sociedad con consumidores cada vez más informados y educados, las buenas prácticas son cada vez más valoradas.
Es posible que los cambios que necesitamos en nuestros sistemas de agricultura tomen varios años, pero vale la pena considerar la ruta que debemos comenzar desde ahora para lograr la sostenibilidad para las siguientes generaciones.