
En el fútbol hay jugadores que trascienden más allá de los títulos. Su importancia radica en lo que representan. Uno de esos nombres es el de Juan Alejandro el ‘Ruanitas’ Mahecha, el boyacense que integró la nómina campeona del Boyacá Chicó F.C. en el Torneo
Apertura 2008, la primera y única estrella en la historia del fútbol boyacense. Además, fue convocado a las selecciones Colombia Sub-20 y de mayores.
Aquel equipo, dirigido por Alberto Gamero, fue una joya táctica que desafió a los grandes del país con humildad y orden. En medio de figuras extranjeras y jugadores experimentados, Mahecha representaba al futbolista formado en casa, al que conocía el peso de la camiseta más allá del resultado. Su aporte, muchas veces silencioso, fue vital para mantener el equilibrio en la mitad del campo, donde se forjaba el carácter de ese campeón.
Mientras Miguel Caneo ponía el talento y Éver Palacios la jerarquía, Mahecha aportaba el temple, la lectura del juego, el sacrificio táctico y, sobre todo, el orgullo de ser boyacense en una nómina que hizo historia. Fue la prueba viviente de que Boyacá no solo podía tener un equipo en la élite, sino también producir talento propio capaz de competir al máximo nivel.
Su consagración en el 2008 lo marcó para siempre. A partir de entonces, construyó una carrera sólida, honesta y coherente: vistió las camisetas de La Equidad, Deportes Tolima y
Atlético Belgrano, clubes en los que siempre dejó la misma huella de profesionalismo. Sin ser mediático se ganó el respeto del entorno por su disciplina y liderazgo silencioso; ese tipo de futbolista que sostiene proyectos y deja enseñanza en los camerinos.
Hoy, el destino lo ha llevado a una nueva etapa, esta vez desde la raya. Juan Alejandro Mahecha hace parte del cuerpo técnico de La Equidad F.C., club con el que inició una carrera prometedora en la dirección técnica de la categoría Sub-20. En el 2025 asumió incluso como entrenador encargado tras la salida de Alexis García, demostrando preparación, liderazgo y un conocimiento profundo de la estructura del equipo capitalino.
Posteriormente continuó como asistente técnico, siendo pieza clave en la transición hacia un nuevo proyecto deportivo.
Y si algo parece claro es que su futuro está del lado de los técnicos que construyen desde el conocimiento y la empatía. Mahecha tiene todo para seguir creciendo, junto a la legión de entrenadores boyacenses que cada vez ganan más respeto por sus resultados y su profesionalismo: posee la inteligencia táctica de quien fue volante central, la visión de juego de quien entiende el fútbol como un tejido colectivo y, sobre todo, la humildad de quien nunca se sintió más grande que su tierra.
Su nombre estará grabado no solo en una nómina campeona, sino también en la memoria de una región que aprendió, gracias a él, que las estrellas también pueden nacer en casa.