El legado del doctor Wilson Orlando Rincón, uno de los neurólogos más destacados de Boyacá

Dentro de los principales logros del Dr. Rincón destaca el desarrollo de la especialidad de neurología en el departamento de Boyacá.

El doctor Wilson Orlando Rincón falleció este jueves 23 de octubre. Foto: archivo particular

*Por: Yuliana Bohórquez

Por años, en los pasillos del Hospital Universitario San Rafael de Tunja su presencia era sinónimo de serenidad y conocimiento. El doctor Wilson Orlando Rincón Parra caminaba con paso tranquilo, pero decidido, saludando a pacientes, residentes y colegas con una mezcla de rigor profesional y calidez humana que lo distinguía. Su voz y consejos se convirtieron en una guía para generaciones de médicos boyacenses que encontraron en él un ejemplo de compromiso, vocación y servicio.

Este jueves 23 de octubre el hospital, que fue su casa profesional por tantos años, confirmó la triste noticia: había fallecido el pionero de la neurología en Boyacá, el hombre que transformó la atención de pacientes con enfermedades neurológicas en una región que, antes de su llegada, apenas contaba con especialistas en esa área sin presencia permanente.

“Fue un profesional excepcional, un ser humano íntegro y un referente para la medicina en el departamento”, expresó uno de sus colegas, recordando que, gracias a él y a otros especialistas, la neurología dejó de ser un servicio ocasional para convertirse en una especialidad sólida, con atención permanente.

El doctor Martín Ayala García, neurólogo y amigo personal de Rincón, evocó sus primeros años en Tunja con unas sentidas palabras: “conocí al doctor Rincón hacia inicios de este siglo, aquí en Tunja, recién llegado de terminar su especialidad en el Hospital Militar, donde también cursó estudios de pregrado como oficial en servicio de las fuerzas militares, pero con la convicción primero, de prestar sus mejores oficios en la especialidad a su terruño, su natal Boyacá”.

En ese entonces, recordó Ayala, la región solo contaba con un neurólogo que viajaba esporádicamente desde Bogotá. El doctor Rincón inició el ejercicio de su profesión en Tunja, trabajó en la antigua clínica de Saludcoop y cada semana viajaba a las provincias de Tundama y Sugamuxi para atender pacientes. “Viajaba de manera indeclinable y con el fervor y entrega que lo caracterizaron siempre por nuestras queridas comunidades desfavorecidas”, manifestó.

Su nombre quedó ligado para siempre al Hospital San Rafael, donde junto a Ayala y otros médicos, fundaron el departamento de neurología, una apuesta que con el tiempo se consolidó como una de las más importantes del oriente colombiano.

“Con el apoyo irrestricto e inestimable de las directivas de nuestro querido Hospital San Rafael, se inició y fundó el departamento de neurología en pleno y el devenir de su historia como hoy conocemos. Con el doctor José Luis Bustos, que impulsó de manera científica, impecable y acrisolada la modernización de nuestra especialidad, con atención diaria continua 24/7, con todos sus programas clínicos de excelencia, operando de manera continua”, dijo.

Sus colegas lo describen como un hombre de virtudes excelsas, que trataba a cada paciente con la misma dedicación que a un familiar. “Fue un ser humano ilustre, un profesional ejemplar que dedicó su vida al servicio del necesitado. Su trato humano y su compromiso con cada paciente, no sólo marcaron una diferencia en el hospital donde compartimos tantos momentos, sino también en las vidas de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo”, describe el doctor Ayala en tono pausado y conmovedor.

El velorio del doctor Rincón se realizó en la Funeraria San Francisco de Tunja, y sus exequias tendrán lugar este sábado 25 de octubre a las 3:00 p.m. en la Basílica Metropolitana Santiago de Tunja. Posteriormente, sus restos serán sepultados en el Parque Memorial Jardines de Santa Isabel, vía Tunja–Paipa.

Su esposa, Angélica María Monroy Bohórquez, y sus hijos Paulina Daniela, Juan Diego, Daniel Felipe y Luisa María, acompañados de familiares y colegas, le dieron el último adiós, reconociéndole no solo como un profesional brillante, sino como un ser humano profundamente generoso. “Esperamos que el paradigma de su labor incansable y ejemplo nos inspiren a continuar con la misma dedicación y humanidad que él nos enseñó”.

Hoy, su nombre queda escrito de manera indeleble en la historia de la medicina boyacense. El doctor Wilson Orlando Rincón Parra no solo diagnosticó enfermedades; también enseñó a sus colegas y estudiantes a mirar con sensibilidad a quienes sufren. En cada espacio donde trabajó, en cada paciente que escuchó, queda su verdadero legado: el de haber hecho de la neurología la misión de su vida.

*Redactora de Boyacá Sie7e Días


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