Carmenza Murgueitio, la primera mujer alcaldesa de Yopal – Trinos del alcaraván #Historiasdecasanare

Estaba promediando la década de los 60 cuando llegó a Casanare, específicamente al pequeñísimo pueblo de Yopal, don Carlos Eduardo Riaño Medina, un boyacense ligado familiarmente con los industriales ladrilleros de Maguncia, que, para la época, abastecía las necesidades del mercado nacional de ladrillo, teja, tubos y todo lo relacionado con el mercado de la construcción y alfarería para vivienda.

Carlos Eduardo llegó con su familia: su esposa, Carmenza Murgueitio, de Calarcá (Quindío) y sus dos pequeñas hijas; el objetivo, investigar la calidad de las arcillas del piedemonte llanero, especialmente las del área del río Charte, entre Yopal y Aguazul, que de acuerdo a unos estudios de la Universidad del Valle eran las mejores del país, para producir cerámicas de alta calidad.

Doña Carmenza Murgueitio de Riaño  reside en Bogotá recordando el llano casanareño. Foto: Boyacá Sie7e Días 

El matrimonio de Carlos Eduardo y Carmenza ya tenía una buena experiencia y equipo en la elaboración de refrescos, de bebidas gaseosas; los productos elaborados por los Riaño Murgueitio competían con Kol-kana, Leona Pura, Pepsi-Cola, Gaseosas Lux, Coca-Cola, etc.

Una vez culminaron los análisis de laboratorio sobre la calidad del agua, procedieron, en una casa esquinera en pleno parque principal de Yopal, al montaje de equipos y sobre el portón de madera el aviso en la entrada de la casa, ‘Gaseosas del Llano’ fue la primera industria de Yopal-Boyacá y la Prefectura de Casanare.

Comenzó entonces el adiestramiento del personal que debería trabajar en la fábrica, el manejo del envase, la embotelladora, la sellada de la tapa, el manejo de las presiones del compresor, mucho envase roto, pero también mucho entusiasmo de quienes se vincularon como empleados.

Doña Carmenza Murgueitio, con sus dos hijas, recién designada alcaldesa de Yopal. Foto: Boyacá Sie7e Días 

La fábrica tuvo su auge exitoso, se creció la producción y la venta aumentó hasta llegar a varios municipios cercanos a Yopal, como Aguazul, Maní y Pajarito, e inclusive a otras poblaciones como Tauramena, Monterrey y Sabanalarga, a donde se llevaban las bebidas en avión. A la par con el éxito de la fábrica fue creciendo la popularidad de la pareja, porque, además, emprendieron actividades sociales de acercamiento y sociabilidad, tales como la creación de un lugar donde se pudiera hacer negocios, vida social y de esparcimiento.

Carmenza Murgueitio se fue ganando el cariño de la gente de Yopal, al punto que terminó liderando varios procesos de desarrollo, como la creación del Club Casanare, programas educativos y de salud, arreglo de calles, etc.

En una visita del gobernador de Boyacá, Antonio Bayona Ortiz, los pobladores de Yopal le pidieron que nombrara a Carmenza como alcaldesa, dado que la persona que fue designada no permanecía en el pueblo y toda la responsabilidad policiva la ejercía el prefecto, don Luis Agudelo.

No faltó la oposición y un grupo de damas prestantes de la sociedad yopaleña de la época elevaron su voz de protesta por la iniciativa ¡“No es posible que nos gobierne una mujer y menos foránea, la alcaldía es un puesto para un hombre”¡ gritaron algunas manifestantes.

El caso es que a los pocos días de haber viajado el gobernador a Tunja, llegó el decreto de nombramiento y el señor juez tomo el juramento de rigor. Doña Carmenza fue nombrada la primera mujer alcaldesa de Yopal.

La señora Carmenza Murgueitio de Riaño con su hija Isabel Cristina Riaño. Foto: Boyacá Sie7e Días 

La llegada de doña Carmenza al recinto de la alcaldía municipal, fue todo un acontecimiento extraño: “¡Una mujer como alcalde, no puede ser…!

Hicieron presencia en la ceremonia los miembros del poder local, el médico, el cura, los pocos policías, el juez y la cúpula militar, amén de concejales, empleados de la alcaldía y algunas personas que estuvieron de acuerdo con el nombramiento.

Con lo pocos recursos económicos y con la ayuda de la gente, impulsó el arreglo de las calles, el servicio de energía eléctrica para más casas, apoyo a los estudiantes y protección a las madres trabajadoras.

Como mandataria impulsó en el hospital el servicio de sanidad pública a nivel de vacunación y control de enfermedades transmisibles que era casi nulo y con su secretario diseñó un programa para que las mujeres de la zona de tolerancia pudieran tener asistencia médica preventiva a través de carnetización y valoración periódica como mandaba la norma de salud pública y porque a aquellas mujeres se les tenía prohibido salir al centro del pueblo a los almacenes a abastecerse de ropa, alimentos y medicinas, totalmente aisladas del mundo permanecían hasta entonces, porque la alcaldesa modificó la norma y permitió que accedieran a la salud pública, con la protección de la Policía y el DAS Rural y pudieran como cualquier ciudadano llegar a las tiendas a comprar mercados, medicinas y ropa.

¡Ahí fue la de Troya¡ Una delegación de prestantes acudieron ante la prefectura apostólica y con el obispo generaron un ambiente hostil, que hizo que la primera mujer alcaldesa presentara la renuncia irrevocable ante el prefecto Luis Agudelo. La fábrica de Gaseosas del Llano se cerró en Yopal y las ricas arcillas del Charte se quedaron en estudios en algún anaquel de una oficina del Gobierno en Bogotá.





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