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COP 16: una oportunidad y un reto en torno a la biodiversidad – Enrique Vera López – rector UPTC #COP16

Columna COP16 Enrique Vera

Como UPTC hemos promovido varios encuentros Pre-COP 16, como antesala a la Conferencia de las partes sobre la biodiversidad biológica, COP 16, que se celebra en Cali, desde el 20 de octubre.

Este evento que ha tenido una gran participación nacional e internacional en torno a la preocupación de la protección de la biodiversidad en todos sus aspectos, lleva desde Boyacá las experiencias significativas y apuestas de los diferentes vértices (la academia, lo público y los colectivos campesinos e indígenas). Es importante la presencia de Boyacá en este evento, pues las apuestas de protección de la biodiversidad biológica son diferentes a otras regiones del país y naturalmente del mundo.

Los páramos como fuente de vida y biodiversidad, que son reguladores de ecosistemas vitales de nuestra planeta y que son afectados indudablemente por efectos del cambio climático, son uno de los temas que se deberá tratar en la COP16 y es aquí, donde Boyacá juega un rol muy importante, pues el 19% de los páramos de Colombia están en nuestro bello territorio, teniendo en cuenta además que Colombia posee en cifras cercanas al 49 % de áreas de páramos del mundo. Colombia y Boyacá indudablemente son territorio de páramos, los cuales son sensibles y afectados por efectos del cambio climático pero también por la acción del ser humano. La ecuación es muy sencilla, páramos sanos significa vida (agua) y biodiversidad.

Son muchos los retos para trazar una política pública seria en torno al tema complejo de la protección de la Biodiversidad:

  • Un modelo de producción agrícola orientado hacia la sostenibilidad ambiental.
  • Una estrategia de restauración biológica de los diferentes ecosistemas.
  • Procesos de reconversión y cuidado del territorio en los procesos industriales de explotación.
  • Establecimiento de mecanismos de justicia ambiental, que más que punitivos para el campesinado, etnias y pueblos ancestrales. se oriente a lineamientos pedagógicos de la importancia del cuidado biodiverso del territorio.
  • Trabajo pedagógicos con comunidades campesinas e indígenas.
  • Delimitación de los procesos de explotación del territorio y contaminación de cuencas hídricas que son fuente de vida.

Abordar estos retos y lograr verdaderos resultados que impacten positivamente en una tendencia creciente de cuidado de la biodiversidad, es posible lograrlo solo si se articulan los actores del territorio; todas las comunidades, sector empresarial, sector académico, sector gubernamental y pienso que uno de los más llamados, sector de países desarrollados del mundo. Pues es indudable que sin fuentes de financiamiento claras y sostenibles para poder hacer el cambio, muy poco se podrá lograr.

La academia como uno de los pilares fundamentales de conocimiento de estado del territorio en torno a la biodiversidad, el riesgo biológico y con conocimiento sobre las estrategias que se deben desarrollar, necesita recursos financieros para seguir los procesos investigativos y de innovación en biodiversidad que apuntan al cuidado del territorio como un ecosistema diverso. Una primera apuesta fue la realizada en el año 2018, cuando desde la Gobernación se invirtieron recursos importantes del Fondo de Ciencia y Tecnología, para llevar a cabo dos tipos de proyectos, de investigación y de innovación en la biodiversidad, y cuidado de páramos y del agua.

Uno de los resultados que determinaron que los actores del territorio no están preparados para abordar la biodiversidad como un negocio responsable, fue cuando la primera convocatoria de proyectos de innovación en el cuidado de la biodiversidad quedó desierta. Aquí surgió la pregunta si realmente falta preparación en orientación hacia la economía verde y economía basada en trato con la biodiversidad de manera responsable. A pesar que la inyección de recursos en esta época para nuestro imaginario fue alta (más de 40 mil millones de pesos), fueron insuficientes para darle sostenibilidad al ecosistema, pero indudablemente fue un buen inicio que sembró la semilla en los investigadores, pero también en el sector de empresarios y campesinos que vieron que si pudiese ser posible apostarle a una economía verde socialmente responsable con la biodiversidad.

Cuando menciono estas cifras que se invirtieron en temas de biodiversidad parecen enormes, pero la sentida realidad es que no son insuficientes para abordar un problema tan complejo y tan importante como es la biodiversidad biológica que impacta en la vida del ser humano. Estoy convencido que no es solo con los esfuerzos de las gobernaciones territoriales, ni de las apuestas del gobierno nacional, pues sencillamente no hay suficientes fuentes de financiación en nuestro país biodiverso y con muchas problemáticas que también necesitan inversión.

Por eso el llamado serio y responsable en esta COP 16 debe ser a aquellos países desarrollados que en su proceso de uso de material primas y desarrollos tecnológicos, han depredado territorios biodiversos sensibles y aún, a pesar que han impuestos doctrinas hacia una conciencia de un planeta verde, los esfuerzos e inversiones sin ánimo de reembolso a su afán tecnológico es mínimo para la impacto negativo que todo esto ha causado a la biodiversidad.

Creo firmemente que los colombianos tenemos la verdadera conciencia sobre la importancia del cuidado del territorio en torno a la biodiversidad biológica, pero se necesitan recursos importantes para poder ejecutar proyectos que relacionen comunidades de paz y biodiversidad. Por ello, la importancia de mostrarle en este evento, a las oficinas financiadoras de proyectos internacionales, que la inversión en un país, al que le importa el control de la biodiversidad del planeta, como lo es Colombia, con alrededor del 50% de los páramos del mundo, páramos que son reguladores del cambio climático de nuestra planeta, es la apuesta efectiva que ellos deben hacer.

*Por: Enrique Vera López,
rector UPTC

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