Hoy, a punto de cumplir dos años del alud, gracias a la voluntad y el compromiso de los gobiernos departamental y municipal y el esfuerzo de los campesinos, se avanza en la reapertura de la vía.
A principios de julio del 2022, unas 50 familias campesinas de la vereda Alto Lindo, de Aguazul, presenciaron un desastre que por su magnitud, parecía el fin del mundo: la tierra se fue hundiendo en medio de un pavoroso sonido que en minutos dejó escombros e incertidumbre.
Dentro de las afectaciones, la vía quedó totalmente destruida y los estudiantes no pudieron ir a los colegios. Las líneas de acueducto y gas domiciliario también resultaron averiadas, mientras el movimiento en masa seguía activo y continuaba de manera progresiva ampliando su extensión y el temor de los habitantes del sector.
Después de varios días de asegurar la estabilización del terreno, de implementar el plan de atención de emergencias y atender con utensilios de hogar y de primeros auxilios a las 50 familias damnificadas, se inició la fase de investigar el origen del fenómeno, evaluar las afectaciones e iniciar el proceso de reconstruir lo que fue dañado por la naturaleza.
Hoy, a punto de cumplir dos años de la tragedia, gracias a la voluntad y el compromiso de los gobiernos departamental y municipal y el esfuerzo de los campesinos, se avanza en la reapertura de la vía, con lo que se recobra la esperanza y el desarrollo en esta comunidad.
De manera articulada con la gente del lugar, por medio de la Oficina de Gestión del Riesgo y la Secretaría de Infraestructura del departamento, se avanza en la adecuación de por lo menos siete kilómetros de carretera, por donde, además de permitir que los estudiantes vuelvan a las aulas escolares, se podrán sacar a los mercados los productos de pan coger, ganadería y la leche y los afamados quesos de Alto Lindo.