Este río, que nace en el lago de Tota (Boyacá), es uno de los más importantes de los llanos orientales.

El río Upía, al paso por Villanueva (Casanare) y Barranca de Upía (Meta), anegaba las fincas y poblados por la continuas crecientes en las épocas de lluvias. Para evitar esas tragedias, construyeron un dique que encauza las furiosas aguas y así se evita que causen daños.
Esta fuente hídrica, que nace en el lago de Tota, es una de las más importantes de los llanos orientales, pero, igualmente, se convierte en una zona de alto riesgo de inundación y erosión de sus riberas, en la medida que recibe las aguas de los ríos Olarte, Lengupá y Guavio, en su paso por los departamentos de Cundinamarca, Boyacá, Meta y Casanare, antes de desembocar en el río Meta.
Para las comunidades que viven aguas abajo, representa una zozobra permanente cuando en la alta montaña llueve o cuando tienen que liberar aguas de las represesas de El Guavio y Chivor, situación que pone en riesgo poblaciones como El Secreto, Aguaclara, Guaicaramo, Barranca de Upía, Villanueva y otras regiones ganaderas y agrícolas de los departamentos del Meta y Casanare.
Para tratar de evitar las pérdidas por las avalanchas del río, se construyó un dique de más de 700 metros de longitud, con seis metros de altura y cuatro metros de ancho, reforzado en gaviones y bolsacreto, donde se invirtieron recursos económicos estimados en 11.000 millones de pesos, para evitar la socavación, tratando de excluir a los centros poblados y las zonas de cultivos del área de alto riesgo, donde se calcula residen más de 2.000 personas en las áreas urbanas y rurales.
La obra, que apenas se culminó hace algunas semanas y que fue inspeccionada por el director nacional de la Unidad de Gestión del Riesgo de Desastres, al finalizar la semana pasada, hasta ahora resiste la prueba a la que está siendo sometida por la alta pluviosidad en la alta montaña cundiboyacense.