El 7 de agosto de 1954, el teniente general Gustavo Rojas Pinilla, pronunciaba su discurso de posesión ante la Asamblea Nacional Constituyente, prometiendo con fe en Dios y ante su pueblo que como Presidente de la República dedicaría todo el poder del Estado a liberar a nuestro pueblo de la ignorancia, la enfermedad y la miseria.
Recalcaba también que la misión de la Universidad es augusta, porque el país nunca podrá ser superior a la universidad, de ella saldrán las generaciones de futuros conductores y por eso su tarea diaria tiene que ser de superación, para que la patria sea su única meta es indispensable que se proscriba para ella, la política sectaria.
La universidad tiene que vivir en contacto permanente con la realidad del país, siempre lista a preparar los profesionales que nuestro progreso demande, pero por sobre todo, debe estructurar moralmente a sus estudiantes, enseñarles que la ciencia no ha sido acumulada en paciente y heroica brega de generaciones para que sirva como instrumento de enriquecimiento y de explotación, que ella tiene un fin mucho más alto, -expresaba el general Rojas-. Que es el de mejorar la condición de aquellos que no pudieron llegar a las aulas universitarias, solo fortaleciendo el sentido social de los conductores futuros, será posible consolidar en Colombia el reinado de la paz, de la justicia y de la libertad; la futura grandeza de la patria se está gestando hoy en ellos.
Prometió entonces solemnemente que iniciaría una reforma total de la Universidad, para elevarla al sitio que le corresponde y no descansaría hasta verla convertida en el Estado Mayor de nuestra cultura.
Es así como hoy estamos aquí, 70 años después, observando la consolidación de esas promesas, celebrando el aniversario de una de sus obras, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia y de tantas otras que cumpliría durante su gobierno, impulsando el desarrollo de nuestra nación.
Como un faro de luz en medio de la tormenta, ante los desafíos que afronta nuestra patria, aparece la esperanza que eleva el alma humana al tener contacto con el conocimiento y la sabiduría que engalanan esta institución; la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia ilumina el camino que deben seguir nuestros compatriotas en la construcción de una patria con paz, justicia y libertad.
Día a día sus funcionarios, docentes y estudiantes, se esmeran en alcanzar las utopías que el siglo reciente plantea para toda la humanidad. Cada uno de ustedes es portador de un legado que se mantendrá hasta el final de los tiempos, porque cada uno es un líder, capaz de levantar la voz cuando los derechos son vulnerados y de crear proyectos tecnológicos y científicos que contribuyen a la construcción de nuestra nación.
El poder transformador que tiene la educación será decisivo para alcanzar la paz que tanto anhelamos y ustedes tienen la responsabilidad de obrar a conciencia en cada uno de sus actos, para que ese legado de servir y ayudar a nuestra patria del que son portadores se lleve a cabo desde el corazón.
*Por: María Eugenia Rojas Correa,
Hija de Gustavo Rojas Pinilla.