
Esta Universidad, mi Alma Mater, verdaderamente fue creada por el general Francisco de Paula Santander, por Decreto 30 de mayo de 1827, como una Universidad del Estado, cuyo primer nombre fue el de Universidad de Boyacá y que por situaciones de orden político y social durante lo largo del siglo XIX y parte del Siglo XX, de la Republica, tuvo todo tipo de inconvenientes en su funcionamiento, hasta su consolidación por el Decreto extraordinario 2655 de del 10 de octubre de 1953, que es el que estamos celebrando.
Cuando se habla de la UPTC, obligatoriamente tiene que referirse a la ciudad de Tunja, sede de esta prestigiosa Universidad colombiana.
Al ser conocido el decreto de creación de 1953 el jubilo, la alegría y el alborozo, se apoderó de estudiantes, profesores y ciudadanía en general, pues en parte la creación de la Universidad Pedagógica, era un triunfo de toda la comunidad cívica y educativa, en sus diferentes niveles, tanto de autoridades municipales, departamentales y nacionales, además por las condiciones gubernamentales nacionales con las vinculaciones de origen de esta ciudad de Tunja.
Importante destacar que el Decreto de creación, señalaba como principal objetivo de esta nueva Universidad en Colombia, era para la preparación de profesores idóneos, para servir eficazmente en la enseñanza en las distintas ramas de la educación pública. Era una Universidad Pedagógica para el magisterio colombiano y su misión era de alcance nacional, algo que hasta ahora se ha cumplido a cabalidad.
Posteriormente en los años 60, por medio de la ley 73 de 1962 se cambió su nombre por el de Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, permitiendo la creación de programas de Ingeniería, Metalurgia y el de Transporte y Vías.
Con el atraso tecnológico del país en materia de Transporte, diagnosticado inicialmente por el Reporte “Curie”, estudio financiado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) en los años cincuenta, y posteriormente por el Estudio Sectorial de Transporte o Misión DOUGLAS, se puso en evidencia la necesidad de formación de profesionales en Ingeniería en Transporte y Vías, que enfrentaran la ineludible modernización y tecnificación del sector transporte.
Su objetivo era capacitarlos para diseñar y construir vías: carreteras, férreas, puertos, aeropuertos y en general, racionalizar los procesos de planeación, operación y gestión de los sistemas de Transporte en sus diferentes modalidades.
Con base en lo anterior la Asociación Colombiana de Universidades con el acuerdo 16 d 1959, reglamentó los requisitos exigidos para su creación y por el acuerdo 13, del 7 de julio de 1961, autorizó iniciar labores y la resolución 1722 del 12 de julio de 1967, reconoció el título de profesional otorgado por la UPTC, como Ingeniero en Transporte y Vías, reglamentado su ejercicio por medio de la Ley 33 de 1989, presentada por el ingeniero Melquiades Carrizosa y de la cual fui su gestor como Representante a la Cámara por Boyacá.
Vale la pena reseñar una situación que se me presentó en el año 1993, cuando llegaron a mi oficina a proponerme algunos profesores de mi amada Alma Mater, ser representante de los egresados al Consejo Superior Universitario, honor que acepté con gusto.
Esa nueva vinculación a la Universidad me permitió establecer diálogos con algunos profesores sobre el desarrollo de Tunja y su principal problema de retraso, por la falta de agua y ellos como científicos en la materia, me dieron una clase sobre cómo se podía resolver ese grave problema y con mis básicos conocimientos de geología, les entendí lo que significaba el estudio sobre el “Acuífero de Tunja” y cómo haciendo uso de la tecnologia y del conocimiento, se podría solucionar la escasez de agua por medio de aguas subterráneas y de esta forma me animé a proponer mi nombre a la ciudadanía para regir los destinos de Tunja en los próximos tres años 1995-1997.
Con base en lo anterior y en lo que había significado para el desarrollo de la capital boyacense la existencia de la UPTC, desde su creación, como lo han corroborado historiadores de diferentes épocas desde su fundación, situación que gracias a Dios y a las instrucciones que me dieron esos profesores de ciencias de la UPTC, hoy después de 484 años, Tunja tiene agua potable permanente, porque en 1996, tomé la decisión de transformar institucionalmente los servicios de agua y saneamiento básico.
En ese mismo año 1996, inicié las gestiones con la sobretasa de los combustibles la construcción de la Avenida Universitaria, gracias a un proyecto de grado de un colega, que tomé para su ejecución.
Cabe aclarar que la gestión para la adquisición de los terrenos por donde estaba diseñada esa vía en la tesis de grado, que al no contar el municipio con el presupuesto para adquirirlos, fue necesario hacer una gestión de casi dos años convenciendo a los propietarios de cederlos en forma gratuita, con el beneficio posterior para la ciudad y el de ellos al incrementarse la valorización de sus terrenos aledaños. Quiero agradecer esa donación, porque de otra forma nunca se había podido ejecutar ese proyecto, que hoy considero formó la Nueva Tunja, como lo propuse en ese momento.
Reitero la participación científica y conceptual de la UPTC, en el desarrollo de lo que llamé en mi trabajo de gobierno: “Tunja Ciudad Universitaria de Colombia”, que considero va en ese rumbo, a pesar de la falta de voluntad de algunos de seguir adelante con el progreso cultural, científico y educativo de la ciudad, que pasó de un registro de 43.256 estudiantes en 1995 a 60.000 en 1997.
Hoy, por lo que he podido averiguar corresponde a la comunidad estudiantil al 60% de la población que habita en la ciudad de Tunja. Y qué decir del desarrollo institucional, comercial y urbanístico de nuestra ciudad capital.
*Por: Manuel Arias Molano,
Ingeniero en Transporte y Vías
Exalcalde de Tunja