UPTC: un paradigma académico, tecnológico y humanista – Olmedo Vargas Hernández #UPTC70Años

Cuando el presidente de Colombia, general Gustavo Rojas Pinilla, creó la Universidad Pedagógica de Colombia – UPC para la formación de maestros profesionales en licenciaturas de ciencias naturales y sociales, el 10 de Octubre de 1.953, creó también otras universidades, además de la ESAP y el SENA.

Lo hizo en un ambiente de transformación institucional del Estado con los primeros planes de desarrollo cultural, agrario, industrial, y de infraestructura física y social, y el reconocimiento de los derechos civiles plenos a la mujer, un ejemplo del compromiso eficiente y eficaz de la gestión pública.

Fue la época de mayor transformación de la base física, técnica, social e institucional de la sociedad colombiana: el diseño e inicio del sistema vial de transversales, troncales, locales, del primer plan del metro para Bogotá, y más de veinte aeropuertos, que contribuyeron a integrar regiones y territorios y a crear el mercado nacional, se fortaleció el sistema bancario de crédito y fomento; se creó la televisión con énfasis educativo y cultural y la radio nacional; se crearon colegios públicos para la educación clásica, comercial, técnica y tecnológica – agraria e industrial-, con las escuelas normales y el sistema virtual de las escuelas radiofónicas y Hemphill schools que formaron técnicos agrícolas, plomeros, electricistas, etc., y se inauguró la apertura de centros de salud y los programas sanitarios y de nutrición en todos los municipios de Colombia.

Estas transformaciones estuvieron atravesadas por la instauración de la paz, del pacto con las guerrillas de los Llanos y el Tolima, lo que contribuyó a superar la cultura de violencia bipartidista. Por ello, las ciudades fueron receptoras de miles de gentes inmigrantes desde la ruralidad, exigiendo la preparación de nueva mano de obra profesional y en oficios que se organizaron en sindicatos.

Por eso, la UPC se convirtió en el paradigma de la formación pedagógica de los maestros profesionales y a la cual llegaban jóvenes de todas las regiones, contribuyendo así a transformar la formación de una nueva cultura en Colombia.  

Diez años después, en 1962, la UPC se transformó en Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia –UPTC, al ofrecer la formación profesional en Agronomía e ingenierías metalúrgica y de transportes y vías.

La Reforma Agraria de 1961 y la tecnificación de la nueva ruralidad introdujeron diversos proyectos financiados por la Alianza para el Progreso, y contribuyó a consolidar la formación urbana y de nuevas ciudades, con la expansión y diversificación de la industria y el modelo de desarrollo endógeno promovido por la CEPAL.

Fue también la época de la exclusión política del régimen del Frente Nacional y, en consecuencia, la emergencia de opciones políticas alternativas como la ANAPO, y el Movimiento Revolucionario Liberal-MRL, pero también, de la insurgencia armada con las guerrillas de las FARC, el ELN y el EPL. La expresión de los movimientos estudiantiles contemporizó con las luchas por la democratización de las universidades, el cogobierno, las nuevas culturas musicales nacionales e internacionales, el movimiento feminista y anticolonial, y la solidaridad con las guerras de independencia de Vietnam, Laos, Cambodia y África. Las condiciones materiales del desarrollo presionaron así la formación de profesionales en nuevas disciplinas, en la que la UPTC jugó un papel protagónico.

Los años setenta se inauguran con la creación del sistema regional Universitario de la UPTC, una forma especial de integrar la universidad al desarrollo de los territorios en Colombia. Se crearon las facultades seccionales con programas pertinentes: en Sogamoso, Ingenierías de minas, geología, y contaduría pública; en Duitama:

Electromecánica, Hotelería y Turismo, y Estadística. Y, en Tunja, Economía, Administración de Empresas, Educación Física y Enfermería, se fortalecieron las licenciaturas en ciencias física, química, biología y matemáticas y se creó la maestría en Historia, primer programa de maestrías en Colombia. El cambio técnico de la época se incorporó al desarrollo de la educación y de la región.  

Pero también fue la época de la violencia del Estado y del grupo fascista Camisas Negras contra el movimiento universitario upetecista, incluida la sanción con expulsión de 31 líderes estudiantiles. Un caso singular fue el conflicto en la facultad de Economía que polarizó las tendencias pedagógicas de la enseñanza y formación de economistas y administradores, y culminó con la expulsión de quince profesores, más de treinta estudiantes, y con la aceptación de la renuncia, por solidaridad, a todos los profesores del Programa de Enfermería.

El desarrollo urbano, de la industria y del sistema crediticio –UPAC- con el Plan Currie de las Cuatro estrategias, para la adquisición de vivienda, creó un déficit en las redes y servicios públicos domiciliarios desató una fuerte inflación y generó los movimientos ciudadanos que culminaron en paros cívicos locales, y que constituyeron el ambiente del gran Paro Cívico Nacional en 1977.

Desde entonces, estas revueltas sociales se convirtieron en la personificación de la lucha por la democracia y los derechos humanos, aún a pesar del auge de las dictaduras impuestas por la CIA, el golpe militar en Chile y otros países de América Latina.

Es ahí, cuando, desde lo más oscuro de la patria, herida por los allanamientos, la tortura, las desapariciones, las quemas de libros y bibliotecas, el destrozo de viviendas, y miles de presos políticos que se hicieron recurrentes, emergió con toda su dignidad la UPTC, sus estudiantes, profesores y trabajadores, para decir, junto a la Iglesia que orientaba monseñor Trujillo Arango, ¡Basta Ya!  Y la lucha por la protección y respeto a los derechos humanos se hizo una voz nacional.

Fue el Catedralazo, apoyado por toda la comunidad tunjana y nacional, que luego se generalizó a lo largo y ancho de Colombia, el detonante para derrotar y poner fin al régimen fascista que mediante el estatuto de seguridad instituyó Turbay Ayala, con sus generales Camacho Leyva y Vega Uribe. El Catedralazo, el más importante hecho político y universitario, surgió y se desarrolló para recuperar con vida al estudiante Hernando Benítez, quien había sido secuestrado, torturado y desaparecido por agentes militares el domingo 22 de abril de 1979.

La Ley 80 de 1980 centralizó aún más el manejo universitario y consolidó el nombramiento de rectores políticos en el Presidente y el MEN, redujo la autonomía académica a la aplicación de un modelo de ULAS, y no resolvió el creciente déficit presupuestal, pues, como en la UPTC, al crecer la oferta académica con los nuevos programas, creció el número de estudiantes y profesores, desde1852 a cerca de 8.000 estudiantes y de 182 a 280 profesores entre 1.971 y 1.980.

El trasfondo lo constituyó, el estallido de la crisis de la deuda pública de Colombia y América Latina, se precipitó la más grande crisis económica denominada “la década perdida”, y fue el comienzo de la desindustrialización provocada por la relocalización de las industrias y la fuga de capitales.

La UPTC logró finalmente, luego de un prolongado movimiento cívico y social, que se aprobara la creación de los programas de Medicina y Psicología, que, con Enfermería, constituyen la Facultad de Ciencias de la Salud, la cual funciona en el viejo hospital, luego de un intercambio de dinero y becas entre la UPTC y la Gobernación; también se creó la educación a distancia y sus CREAD territoriales con énfasis en tecnologías (farmacia, Química, obras, mercadeo, etc.).

El 18 de marzo de 1987 fue asesinado el líder estudiantil Tomás Herrera Cantillo, en los predios universitarios, al ser invadida la UPTC por el ejército nacional en respuesta a acciones de infiltrados provocadores de la inteligencia militar.

Tomás Herrera fue un líder académico antes que activista político, pues hacía parte de los grupos de estudio impulsados por el maestro Fals Borda en Mompox, para investigar los problemas sociales con su método de investigación y acción participativa.

El fracaso de la Paz propuesta por el presidente Belisario Betancourt, luego de la Toma de la Embajada Dominicana por un comando del M-19, condujo a la aventura de la toma del Palacio de Justicia y su retoma de crímenes por el Ejército y la CIA.

El Narcotráfico llegó a su máximo auge en tráfico, recursos financieros ilícitos, permeó la banca, el parlamento y los gobiernos territoriales y municipales, la justicia, el deporte, la TV y la cultura y hasta los reinados de belleza.  Así, acompañó también el inicio del feroz exterminio de la Unión Patriótica y el asesinato de ilustres dirigentes: Luís Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Jaime Pardo Leal y Carlos Pizzarro, Rodrigo Lara entre otros. En la UPTC, asesinaron al estudiante J.C. Rodríguez y se conformó una legión de estudiantes pagos por paramilitares del Magdalena Medio, quienes crearon una zozobra en el medio universitario.

La aprobación de la Constitución de 1991, por la concurrencia en la Asamblea Constituyente de todos los partidos y organizaciones políticas, incluidos los desmovilizados del M-19, el Quintín Lame, el EPL y la Corriente de Renovación Socialista (del ELN), permitió avanzar en la democratización de la Universidad, mediante la Ley 30 de 1993. 

Empero, la Constitución de Derechos, no modificó el carácter de servicio público, atribuido a la educación y la salud, dentro del espíritu monetarista y neoliberal con que desde entonces se impregnó el manejo económico de la nación colombiana. Las rentas propias de las universidades debieran percibirse y fortalecerse en el mercado, con la venta de servicios, por lo que, desde entonces, se redujo intensamente el presupuesto público real de las universidades, a las que se le atribuyeron nuevas responsabilidades como la investigación y la extensión, junto a la formación y la docencia.

Por eso la creación masiva de programas de maestrías y doctorados, más que responder a un interés natural por hacer de “la Investigación, base de la docencia y la extensión – innovación”, se convirtió en una fuente de financiamiento de la Universidad, por lo que hoy resulta más barato –en términos financieros- cursar una maestría o un doctorado en el exterior que en una universidad colombiana.

En la UPTC primero se crearon los Doctorados en Educación y de Historia, hasta ofertar hoy once doctorados en física, química, ambiental, materiales, literatura, sistemas, electrónica, didáctica y matemáticas; también se ofrecen 45 programas de maestría y 48 programas de especialización, 77 programas de pregrado y 24 tecnologías a distancia.

Su campus está constituido por una fuerte base digital, la sede central y tres sedes seccionales, seis sedes en extensión y 24 centros regionales de educación a distancia. Además, la UPTC podrá potenciar el modelo de articulación con Escuelas normales, si se articula con colegios técnicos, como aporte al nuevo énfasis en la formación de maestros que le otorga el Gobierno de Petro.

La Universidad Virtual que impulsamos con nuestra propia tecnología fue un proyecto truncado por los paramilitares, al secuestrar en su momento a los encargados de la UPTC y exigirle a la universidad un impuesto extraordinario. Hoy, ¡su vigencia es incuestionable!  

En el marco de la Reforma a la –Universidad- Educación Superior y al aplicar su plena autonomía en su reforma interna, la actual rectoría de la UPTC debiera propender por disminuir a tres años la duración de la formación en pregrado y articularla con maestrías académicas de dos años, como ocurre en Holanda, Alemania y la mayoría de países europeos.

La UPTC también ha sido el mayor aportante en cultura e investigación a las sociedad boyacense y colombiana: el paso de escritores como Pablo Montoya, el lingüista, arqueólogo, antropólogo y etnólogo, compositor, cantante y el mejor poeta de todos los tiempos en Boyacá, el maestro Velosa; el promotor y expositor de los museos históricos y académicos de Boyacá, incluyendo la casa museo Rojas Pinilla; los Cine-Club (escena)-, los grupos de teatro con maestros destacados, y ahora; un gran número de artistas egresados o en formación de la escuela de música, etc., hacen de la UPTC un verdadero paradigma de la cultura en Boyacá.

La investigación ha sido desde el dos mil, la base de la docencia y la extensión. Por eso, los concursos docentes exigen ahora la formación doctoral como requisito de quienes aspiran a ser profesores de la UPTC; ello, ha facilitado la aparición de 22 revistas científica, un número significativo de las cuales están clasificadas en los primeros rankings de Minciencias.

La UPTC podría contribuir de manera decisiva al desarrollo económico de Boyacá, potenciando el turismo académico, con la organización de eventos científicos e invitados de gran calado, para profundizar en los temas de punta, cuyo horizonte han de ser los aportes a la digitalización y la IA, la nanotecnología aplicable en los diversos campos de la ciencia y, para potenciar el cuidado de los páramos, los nevados,  los bosques andinos y amazónicos, las tierras raras y la descarbonización, para participar así también en el cometido de los ODS.

La gestión eficiente y efectiva requiere un gran estímulo a los docentes y a los funcionarios de apoyo administrativo y técnico académico, en ellos radica que los procesos se acometan con prontitud, como urgentes son los actos para neutralizar el deterioro del medio ambiente. La salud humana es el disfrute pleno de la vida y los cuerpos universitarios de estudiantes, profesores y funcionarios deben tener garantizadas óptimas condiciones de su bienestar.

¡Salud a la UPTC en su 70 Aniversario!

Olmedo Vargas Hernández

Rector UPTC 2000 – 2003