El pasado 11 de octubre se cumplieron 22 años del asesinato de Manuel Ignacio Torres Navarrete, político sogamoseño y quien se perfilaba como el seguro ganador de la Alcaldía de Sogamoso en las elecciones del año 2000.
Recordemos: Nacho Torres era licenciado en filosofía, economía social y teología, magíster en ciencias sociales del Instituto Católico de París y tenía un doctorado en sociología rural de una de las universidades más importantes del mundo, la Sorbona de París (Francia). Bajo el lente político de estos ajetreados días y de este turbulento año 2022, Nacho podría ser caracterizado como un político progresista. Nunca lo sabremos, tristemente. Los cobardes violentos le arrebataron la posibilidad a la ciudad y al departamento de tener un hombre bueno y brillante como Alcalde de Sogamoso.
Todo ocurrió el miércoles 11 de octubre del año 2000. Nacho Torres y su equipo político se encontraban en una reunión política en el marco de su exitosa campaña a la Alcaldía de Sogamoso. La reunión era en el barrio Santa Catalina. Cuatro hombres armados lo sacaron apuntando sus armas y lo subieron a un carro con rumbo desconocido. Su cadáver apareció poco tiempo después tirado en la vereda San Antonio en el municipio de Firavitoba. Un vil asesinato muestra de la degradación de una era política en Sogamoso cargada de violencia, persecución y muerte.
Como bien lo señaló Juan José Pedraza, columnista invitado de este periódico en una columna publicada hace un tiempo, existen versiones judiciales que apuntan a que el vil asesinato de Nacho Torres fue perpetrado por integrantes de las llamadas Autodefensas del Casanare, lideradas en aquel entonces por Héctor Buitrago, alias “Martín Llanos”. El mismo Periódico Boyacá 7 Días en nota de prensa del 11 de octubre de 2020 reseña que los individuos Alvis Anceno Noguera Martínez alias ‘Águila’, Óscar Iván Prada, Leonardo Quintero, Aldemar Fernández y Dora Lilia Zapata fueron condenados por el Juzgado Penal del Circuito Especializado de Santa Rosa de Viterbo por los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir, receptación y falsedad personal en la investigación del asesinato de Nacho Torres.
Son muchos los interrogantes que aún se encuentran sin resolver en relación con el crimen que le arrebató la vida a Nacho. En reiteradas ocasiones la prensa nacional y regional ha reseñado que alias Martín Llanos, su padre y su hermano tienen interés en que “Casanare y el país conozcan la verdad de lo ocurrido en los llanos, con este grupo paramilitar, donde estuvo aliada la clase política”, según reportó el portal Las Chivas del Llano. Esa sería una verdadera oportunidad para que el vil asesinato de Nacho Torres no quede impune por los años de los años. Tal como publicó el portal Violeta Stereo, en junio del año 2021, alias Martín Llanos manifestó su intención, junto con su hermano Nelson y su papá Héctor Buitrago, de someterse a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) para contar la verdad de sus crímenes y reparar a sus víctimas. Ojalá ocurra y que, en un escenario de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, la ciudadanía de Sogamoso y Colombia puedan conocer al detalle todos los involucrados y determinadores del asesinato de Nacho Torres que hasta el sol de hoy siguen campantes.
Esta columna en varias oportunidades ha honrado la memoria de Nacho Torres como un referente político y un símbolo de dignidad: un hombre decente, entregado a la labor comunitaria y con un carisma político enorme. Y es una remembranza desde la nostalgia y la indignación de que 22 años después la impunidad sea el común denominador del crimen que le quitó la vida a una figura política con un inmenso futuro. A tiempos de hoy, cuando Colombia eligió al primer presidente de izquierda de su historia, el legado político de Nacho Torres tiene un valor político enorme. Un hombre de ideas adelantadas a su tiempo, creyente del poder de acción comunal y campesino y con una formación académica envidiable iba a ser un Alcalde digno y decente para Sogamoso. Y los violentos, los que apretaron el gatillo y los que lo ordenaron desde arriba, de forma miserable nos quitaron la oportunidad y la ilusión.
Finalizo con esto: un legado de una administración municipal aparentemente de centro izquierda verde como la actual en Sogamoso debería honrar la memoria de Manuel Ignacio Torres Navarrete en toda su dimensión. Iniciar por restaurar y cuidar la placa que está en el costado oriental de la Plaza de la Villa. Buscar también desde espacios culturales y de construcción de memoria recordar a Nacho Torres y honrar su legado. No se muere quien se va, solo se muere el que se olvida, como dice la canción. Podrán cortar las flores pero jamás acabarán la primavera. Nacho Torres vive.
Twitter: @sergiodvargasm