A través de sendos comunicados de prensa la Conferencia Episcopal y la Arquidiócesis de Tunja lamentaron el fallecimiento de monseñor Luis Augusto Castro.
“La Arquidiócesis de Tunja, el Arzobispo, los sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, los seminaristas y todos los fieles laicos de esta Iglesia Particular, lamentan profundamente el fallecimiento de Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, quien fuera Arzobispo de esta jurisdicción eclesiástica a lo largo de 22 años (1998 – 2020)”.
Así comienza la comunicación que continúa: “Presentamos nuestro saludo de condolencia y solidaridad cristiana a su distinguida familia, al Instituto de Misioneros de la Consolata, de la fue reconocido miembro, y a todos los que de alguna manera, estuvieron vinculados a su vida y su ministerio”.
Y sigue: “Damos gracias a Dios por su testimonio de amor a Cristo y a la Iglesia. Gracias por ser un auténtico artesano de la paz, enamorado de la misión, inspirado y prolífico escritor eclesiástico y destacado catequista”.
Además señala: “Confiamos en que, por la misericordia de Dios, ya ha sido asociado al número de los servidores fieles que pueden entrar a participar del Banquete eterno del Señor.
Que su legado sea para las actuales y futuras generaciones, un verdadero estímulo para vivir con pasión el trabajo por la extensión del Reino de Dios, en un decidido empeño misionero y en la búsqueda de la paz y la reconciliación, por las vías del diálogo”.
Por su parte en la Conferencia Episcopal, de la cual el alto prelado presidió en dos oportunidades, expresó su tristeza por el fallecimiento de monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, quien a lo largo de 22 años estuvo al frente de la Arquidiócesis de Tunja.
Resaltan su labor como un “auténtico artesano de paz, enamorado de la misión, inspirado y prolífico escritor eclesiástico y destacado catequista”, por lo que agradecen a Dios su testimonio y entrega a la Iglesia.
Así también, resaltan que su labor debe quedar marcada como un legado que deja para las actuales y futuras generaciones, y agregan que, ha de ser “un verdadero estímulo para vivir con pasión el trabajo por la extensión del Reino de Dios, en un decidido empeño misionero y en la búsqueda de la paz y la reconciliación, por las vías del diálogo”.
Finalmente, confían que, “por la misericordia de Dios, ya ha sido asociado al número de los servidores fieles que pueden entrar a participar del Banquete eterno del Señor”.