Ni tan Cándida ni tan Inocencio – Fabio José Saavedra Corredor – #Columnista7días

La noche anterior se quebró el cielo y las nubes se desbordaron en torrencial aguacero, el sol mañanero no había secado aún el camino y a esa hora María Cándida y José Inocencio ya caminaban presurosos hacia el pueblo, procurando evadir los numerosos charcos del sendero.

Él iba recordando los trabajos que hacían las rutinas de todos los días, ese domingo habían madrugado a ordeñar a Mariposa, Pintada y la Colorada, sus tres vacas consentidas, luego, mientras Cándida se dirigía acuciosa a la casa, a avivar el fuego en la estufa y preparar el desayuno, él corriendo llevaba la cantina de la leche a la carretera para que el camión lechero la recogiera, el gordo Isaías era uno de los intermediarios que vivían del trabajo de los campesinos, en ese momento ella parada en la puerta de la cocina le gritó: “apúrese mijo que el desayuno se enfría”.

Sabía que no le gustaba la changua fría, por eso él había apurado el paso a disfrutar el sabor natural de la leche fresca, sazonada con cilantro y cebolla picada, perfeccionada con dos huevos y la mirada cariñosa de Cándida, él se había sentado a degustar los ricos sabores a los que solo tienen derecho los campesinos, a comer alimentos frescos, producidos con el esfuerzo y sacrificio de estos seres humanos únicos, acostumbrados a las dificultades y al olvido de un estado injusto.

Después de levantar la loza, ella se dedicó a tejer las hermosas trenzas que enmarcaban la frescura de su rostro, mientras él se fue a alimentar las gallinas en el corral, disfrutaba viéndolas alborotadas a su alrededor, siguiéndolo por donde quiera que fuera, estando en estas lides, de pronto sintió la rara sensación de ser un político, especialmente cuando les mostraba a las aves el puño cerrado y vacío, para luego fingir botar los granos lejos, haciendo que todas corrieran desaforadas buscando la promesa de comida que nunca caía, entonces regresaban junto a él reclamando con cacareos por el engaño sufrido, como sucedía en tiempo de elecciones con los candidatos a cargos públicos.

El camino al pueblo ya había transcurrido, ellos envueltos en sus pensamientos y esquivando charcos, no se habían dado cuenta que estaban en la orilla del río, así que ella sacó del morral los zapatos negros de charol para ocasiones especiales y luego de lavarse los pies con el agua fresca del pozo, se los calzaron y pasaron el puente, entrando felices por la primera calle del pueblo.

Las paredes de las casas estaban empapeladas invitando a votar por su candidato preferido, por la calle principal avanzaba una banda papayera con la bullaranga de un porro, precedida por una valla en la que invitaban a depositar el voto por la justicia, equidad, legalidad y seguridad en el campo, los dos se miraron sin poder contener una carcajada, nacida en las ironías de la vida, sabían que, “el diablo sabe más por viejo que por diablo” y que ganará el que ganará, la vida no les cambiaría, por eso cuando se acercó el primer aspirante a pedir su voto, le recibieron la propuesta y así con todos los que sonrientes les prometieron mieles futuras.

Al medio día la cartera de Cándida, estaba llena de tarjetas, promesas y mentiras, entonces cansados se sentaron en el parque bajo el enorme clavellino, a disfrutar su sombra y a escoger el mentiroso de turno por el que votarían, en ese momento Inocencio recordó y le compartió a su Cándida, la sensación de político de gallinas, la que había experimentado en la mañana en el corral, simulando alimentarlas y prometiéndoles maíz por manotadas, igual a los seguidores de uno y otro partido que veían desfilar frente a ellos, todos detrás de su candidato y su manotada de mentiras, de manera que, de común acuerdo decidieron regresar a su parcela, prometiéndose que ni ellos ni sus hijos, serían en el futuro gallinas en corral de político promesero.

Cuando pasaron por el puente, se detuvieron en la baranda a desocupar de mentiras la cartera de Cándida, como queriendo liberarse del engaño que le hace la politiquería corrupta al campesino honesto.

-Publicidad-

PAUTE AQUÍ - WhatsApp 322 817 2265