La especialista en enfermedades infecciosas y salud pública del Imperial College London se ha referido en diferentes medios de comunicación sobre lo que significa el plan de vacunación que se realiza en el mundo. Aquí un compendio de algunas de sus apreciaciones.

“Sobre la eficacia de vacunas COVID-19 sabemos que previenen enfermedad grave y muerte. Probablemente las vacunas SÍ protejan de infección en alguna medida. Aún no sabemos qué tanto. Bajo principio de precaución, es necesario conservar las medidas de protección una vez vacunado”.
Esta afirmación la hizo el pasado 17 de febrero la epidemióloga boyacense Zulma Cucunubá, especialista en enfermedades infecciosas y salud pública del Imperial College London, en su cuenta de Twitter.
La profesional de la salud también trinó ayer: “La prioridad es vacunar, a la mayor cantidad de personas posible, el mayor número de horas al día posible. Esto no debe dar espera de eventos ni funcionarios por fuera de los protocolos estrictamente técnicos”.
En una entrevista a BBC News, la doctora Zulma indicó que por ahora no se sabe a ciencia cierta qué capacidad exactamente van a tener las vacunas para responder a las variantes del coronavirus.
“En términos generales los investigadores consideran que va a haber cierta protección, no sabemos si al mismo nivel. Ya algunas casas farmacéuticas están empezando a hacer experimentos mucho más específicos con las nuevas variantes”, dijo la epidemióloga.
Explicó que a finales del año pasado se empezaron a encontrar estas variantes de importancia epidemiológica, que se caracterizan porque han acumulado en un corto periodo una gran cantidad de mutaciones, mucho más que el resto de variantes.
“En este momento tenemos tres variantes de gran importancia: la variante que se ha conocido como británica, igualmente la identificada en Sudáfrica y más recientemente la P1, que es la identificada en Brasil”, precisó la médica boyacense.
De acuerdo con los especialistas, las mutaciones en los virus son un evento natural de su propia existencia. La repetición de estas mutaciones se convierten en variantes del virus, algo que ha sucedido con el coronavirus. Los científicos han identificado 3 de estas variaciones y les están haciendo seguimientos, ya que se han reportado como más peligrosas que el virus original.
“Definitivamente en este momento, al tener la posibilidad de tener vacunas disponibles, yo creo que estamos mucho más cerca del fin de la pandemia para algunos países, pero el problema muy determinante que tenemos en este momento es el acceso equitativo a las vacunas. Para países de baja y mediana renta hay todavía muy bajo acceso”, indicó la epidemióloga.

Agregó que para los países pioneros, que han alcanzado tasas de vacunación cercanas a 30 o 40 por ciento de su población en este momento, va a representar un cambio drástico en la pandemia.
Señaló que esperan que, si el resto de los países tiene acceso en una medida similar o mayor a esta, también se podría hablar de que, si bien no será el fin de la pandemia, sí al menos podrá mantenerse en un mejor control sin presiones para el sistema de salud y sin grandes restricciones.
Afirmó que todavía no está muy clara cuál va a ser la capacidad de cada una de estas vacunas para realmente bloquear la infección.
“Hay, sin embargo, temas muy interesantes, como el caso de Israel, en el cual ellos ya empiezan a observar algunas indicaciones de esa probabilidad también de bloqueo de infección, adicional a la de disminuir la probabilidad de enfermedad. Es muy importante que estos estudios sobre bloqueo de infección puedan estar disponibles prontamente, porque es esa capacidad de las vacunas la que nos llevaría a la inmunidad de rebaño. Si las vacunas solo tuvieran capacidad de disminuir la probabilidad de enfermarnos, las vacunas no nos podrían llevar a la inmunidad de rebaño”, recalcó la doctora Cucunubá.
Precisó que es posible hacer nuevos lotes de vacunas que tengan también eficacia contra otras variantes del virus y que, en esa situación, hipotética por ahora, tendrían que hacerse probablemente nuevas vacunaciones a lo largo del tiempo a medida que vaya habiendo nuevas variantes, un poco como el esquema de la influenza, que hay que hacer vacunación cada año por los nuevos cambios que va teniendo el virus.
La razón para priorizar al personal de salud y a los adultos mayores
En una columna de opinión publicada en el diario El Tiempo, la doctora Zulma Cucunubá escribió: “Los reportes científicos de las vacunas, que hasta ahora conocemos y que harán parte del portafolio del Plan Nacional de Vacunación para COVID-19 en Colombia, han demostrado una alta eficacia para la prevención de enfermedad y enfermedad grave. Pero aún desconocemos su eficacia en la prevención de la infección, lo cual esperamos conocer en algunos meses.
“Siendo esto así, grupos de investigación en modelamiento y la misma Organización Mundial de la Salud han recomendado que los grupos vulnerables y de alto riesgo (adultos mayores, personal de salud y personas con comorbilidades) sean priorizados en las primeras etapas de los programas de vacunación.
“En este sentido, es un acierto del Ministerio de Salud de Colombia que la primera fase, que incluye tres etapas, tenga como objetivo disminuir el impacto en la demanda hospitalaria y la mortalidad. Para obtener similares resultados de impacto sobre la mortalidad vacunando jóvenes tendríamos que vacunar, incluso, a una población más grande y en un contexto de escasez de biológicos.
“También hace parte de la primera etapa el personal de salud de primera línea, quienes se encuentran en una alta exposición como consecuencia de su trabajo, y de quienes además dependemos el resto de los ciudadanos para que el sistema de salud no colapse. Por supuesto que hay retos inherentes a alcanzar coberturas en el grupo de adultos mayores, pero así mismo alcanzar al personal de salud será más fácil”.
Argumento humanitario
“Con la evidencia actual de que la vacuna tiene eficacia principalmente para prevenir la enfermedad en adultos, ¿podemos hacer caso omiso de esta evidencia clave para incorporar una mirada ética y humanitaria en el plan de vacunación?
¿Acaso como sociedad podemos lanzar la idea de que la vida de los mayores vale menos, y más aún cuando su vida corre más riesgo por esta pandemia?
“Por supuesto, los jóvenes se han visto gravemente afectados por la pandemia y por el cierre de colegios y universidades. Pero hay evidencia contundente de que los jóvenes tienen menos probabilidad de enfermar gravemente y morir en comparación con adultos. Así que la solución por ahora no es priorizarlos en el plan de vacunación. Abrir establecimientos educativos es prioritario; y lograrlo precisamente pasa por reducir la mortalidad y el contagio entre el resto de los sectores de la sociedad.
“Adicionalmente, después de un año de pandemia, el personal de salud está exhausto. Han arriesgado sus vidas y lo mínimo que como sociedad debemos hacer, también desde un punto de vista humanitario, es priorizarlos en el plan de vacunación.
“En la segunda fase del programa, el objetivo será reducir contagio e idealmente lograr la inmunidad colectiva mediante la vacunación de la población de menor riesgo”.