Precios Equilibrados
La verdad sea dicha es que ya hay una exageración en ciertos establecimientos de comercio que en nada se compadecen con la coyuntura, el mercado, la situación y el dinero en los bolsillos. Las tiendas de barrio hacen esfuerzos por no cerrar sus puertas pues la competencia no es el dolor de cabeza, sino los exagerados precios en los productos del día a día.
En esos del menudeo y que son de consumo masivo, pero no de todos los días o semanas. Y la diferencia entre las grandes superficies o las que se constituyeron en espacios especializados (mini placitas) en los que en vez de regularlos se han sobrepasado y duele al ver perder tantos de sus productos, y no promocionarlos, rebajarlos, ofrecerlos a precio cómodo, y hasta regalarlos… ¿“de la granja a su mesa”?
Se entiende que estamos en libertad de mercados y que la oferta responde a la demanda, pero el palo no está para cucharas, aunque el ideal es comprar las cucharas de palo hechas por nuestros artesanos junto con sus muy bien tejidos canastos, pero teniendo una tierra bendecida por el Creador no se puede llegar a ser abusivos y hasta usureros con la marcación de los “puchos” o “ataos” o por la necesidad para el almuerzo y que se hacen según alcance con las monedas o el billete que se dispongan para no dejar de alimentarnos, de forma saludable como se exige.
Un simple ejercicio es visitar 3 o 4 de los supermercados que mandan en nuestras ciudades y en cualquier época del año y, con un número de productos, comparar sus precios y con dolor ver que se ganan hasta el doble -lo que no se compadece- y a quienes beneficia es a ciertos intermediarios y orondos son los que no pagan impuestos, ni generan empleo y mucho menos les interesa Boyacá.
Se les respalda comprando por su calidad, variedad y apoyo a lo nuestro pero ya es hora que las grandes superficies se contextualicen con la región, con el entorno de su negocio y ser consecuentes con la responsabilidad que tienen para que haya mercado para todos nuestros productos. Tarea YA.
Día Periodismo
Ayer se conmemoraron los 230 años de un referente del ejercicio de la que debe ser reconocida como profesión, la circulación del “Papel Periódico” Santa Fé de Bogotá y que se ha respetado por gremios, entidades y academia. Más que sea una celebración es la exaltación de la labor de quienes cumplimos la tarea de informar, en medios tradicionales, redes sociales, plataformas virtuales o en la convergencia de todas las anteriores, pero con la esencia de la verdad, sin arandelas, con principios éticos (que son individuales), sin pertenecer a 3, 5, 7 u 8 letras sino de reales medios de comunicación que eduquen, formen, como egresados de Facultad o empíricos pero con su Ejemplo.
Que instancias cumplan con la sociedad en dar nivel de profesión para que los acostumbrados a atrincherarse en ella no sigan pelechando o sacando réditos que nada tiene que ver con la esencia de la misma. Asumir sus responsabilidades con otras que tienen sus registros, tarjetas profesionales, códigos, especializaciones y estar acordes al siglo de las tecnologías sin ser las que se imponen…
Los “mea culpa” deben ser personales, como conjunto y hasta empresa, porque son esos males los que nos han desdibujado frente a las comunidades pues no se entiende que por ambiciones, egos, egoísmos y hasta insaciables ocupaciones de espacios o tener “poder” es que ha llevado a que nos maltratemos, ultrajemos e irrespetemos. No hay colegaje real en nuestra región porque priman ciertos “personajes” que para hacerse valer o sentir impulsan malas prácticas… pero como hay excepciones a las reglas desde ya preparar otras jornadas de ayuda solidaria a Comunicadores, Periodistas, trabajadores de los medios de comunicación, que en la coyuntura nos hemos afectado en desarrollo de emprendimientos, espacios, oportunidades, trabajo y hasta sobrevivencia.
Instancias como la Asamblea de Boyacá le incumplieron a la sociedad con tan manidos, rimbombantes y muy manipulados titulares de hace un año de “comprometerse” a revisar, modernizar, consolidar y crear las fórmulas, que ya se tienen en otros departamentos, para que la pauta oficial se cumpla con criterios de equilibrio y equidad. La pandemia descubrió otros males…
Y hasta descrestar con incluir en plan de desarrollo una “política pública para el sector” se quedó en las ya propias características de quienes hacen alharaca para que les llamen a negociar. Cada quien se salve como pueda y defender causas comunes no sirve sino para que 5 o 10 se beneficien, con el divide y reinarás, que ya hace parte de un sello, que tanto daño hace al deber de Comunicar.
Y la esencia de la información se ha roto con la forma de comunicar. Y las audiencias no perdonan.
Los dos temas son en medio de un contexto convulsionado, permeado y hasta resquebrajado. Los llamados a integrarnos por causas de RSE no les interesan a quienes con los colores de cada mandato hacen juego a sus intereses, otros alardean pero no aplican y en medio queda la ciudadanía.