Martha Macías García, la esposa de Rómulo Mora Sáenz, le contó a Boyacá Sie7e Días lo que ha ocurrido con él, cómo se enteraron de que tenía coronavirus, cuál es su parte médico y qué ha pasado en la última semana con el Indio Rómulo, el papá de la poesía costumbrista.

¿Cómo sigue el maestro Rómulo?
Lo que nos dicen es que en el estado que él está se puede demorar entre ocho y 15 días, y pues no sabemos qué va a pasar. Estamos es rogando a Dios para que él pueda ganar esta batalla. Él completa ocho días en cuidados intensivos.
¿Y les han permitido verlo?
Nooo. Él está entubado, está inconsciente. A nosotros, los médicos nos llaman todos los días a la casa entre las 11:00 y las 12:00 a darnos el reporte de cómo sigue él.
¿Qué les han dicho desde la clínica?
Que él está estable, que la mayoría de sus órganos le funcionan, pero que al parecer hay un pulmón que no quiere responder.
¿Y cómo creen que él se pudo haber contagiado?
La verdad, no nos lo explicamos, no sabemos cómo pudo ocurrir esto. Él no tenía contactos con el público, él estaba aquí en la casa encerrado. A lo único que le puedo echar la culpa es a que él coge plata y de pronto no se bañó las manos. Yo estuve siempre muy atenta a que se bañara las manos, a que se echara alcohol, en fin.

¿Y tras dar positivo, a cuántos familiares les hicieron la prueba?
Nos la hicieron a todos. A mis dos hijos, a mí y a mi hermana. Sin embargo, aún no nos han entregado los resultados, pero sí hemos tenido síntomas, lo que pasa es que no nos ha dado tan duro. A mí, por ejemplo, me dio un dolor muy fuerte en el pecho y ahogo. A mis hijos les ha dado fiebre muy alta y tos, pero pues nos hemos tratado con remedios y medicinas en casa.
¿Y qué síntomas tenía, por qué lo llevaron a urgencias?
Pues resulta que él se había quejado esos días de un dolor de espalda, pero ese día se sentía muy acalorado y yo prendí el aire acondicionado del carro y ahí nos quedamos un rato, pero cuando entramos a la casa de nuevo, lo noté muy constipado, como que se le dificultaba respirar, esto ocurrió como unos cuatro o cinco días antes de tener que llevarlo al médico.
¿Pero se siguió complicando su salud?
Claro, siguió como tapado del pecho y fue cuando dijimos: “nos toca ponerle oxígeno, porque no lo podemos mantener así en la casa”. Entonces llamamos a un médico amigo de él, quien vino y lo revisó y le formuló unas pastas y unas inyecciones, y así estuvo cuatro días más, pero ya cuando vimos que la oximetría se le bajaba mucho y que no era posible subírsela con oxígeno, arrancamos para la clínica.

¿Y de una lo llevaron a la clínica?
No, primero lo llevamos a la Clínica Palermo, pero allá nos respondieron que no tenían convenio con la EPS Sanitas, que es la que lo atiende a él desde este mes, porque antes estaba en Coomeva, y nos tocó traerlo de nuevo para la casa, pero, además, porque vimos mucha gente enferma y salimos volados de allá, porque temíamos que se nos fuera a contagiar, eso sin saber que ya tenía el virus. Esa misma tarde llamamos al servicio de medicina prepagada que él tiene y la médica que vino a examinarlo nos dijo que de acuerdo a los síntomas, ella sospechaba que podía tener el virus y nos recomendó llevarlo de una vez al Hospital de Kennedy, pero yo le dije que allá no lo llevaba porque era muy peligroso.
¿Cuándo lo llevaron a la Clínica Colombia?
Esto fue el 13, el problema es que lo metieron a una zona como de observación y quedó junto a otros pacientes que se veían muy mal de su parte respiratoria. Mire que, por ejemplo, yo le había dejado el teléfono y él me llamó y me dijo: “mami me estoy sintiendo muy mal”, y yo pedí que por favor me dejaran pasar y al lado de él había una señora que estaba agonizando y en el momento que entré, ella se murió, pero en ese sitio no había ningún médico ni enfermera y me di cuenta que a él se le había acabado el oxígeno y llamaron a una enfermera y ella le quitó el botellón del oxígeno que tenía la señora que se había muerto y se lo fue a poner a él, pero esa tampoco tenía oxígeno y se fue corriendo al pasillo a traer otro botellón.
¿Pero, finalmente lo atendieron?
Claro, pero porque le hice escándalo primero a la enfermera y luego al médico, al que le dije que Rómulo era una persona que había prestado mucho servicio a la cultura de este país y que si no lo atendían como se debía, les iba a hacer un escándalo y efectivamente les contamos a los medios de comunicación, como Boyacá Sie7e Días, al otro día y ahí sí cambió el tema porque ya lo pasaron a la UCI.

¿Y le están dando algún trato preferencial?
Pues mire que después del episodio que tuvimos, con nosotros se ha comunicado el director de la Unidad de Cuidados Intensivos y es quien ha estado muy pendiente de él y ya nos manifestó que sabe quién es y que estemos tranquilos, que ellos están haciendo todo lo que pueden para poderlo entregar sano y salvo.
¿Y había tenido presentaciones recientemente?
Sus últimas presentaciones en público las había hecho por allá en febrero de este año en unos colegios de Bogotá. Después de declarada la cuarentena, él no había salido a ninguna parte. Rómulo sí hizo varias presentaciones, pero por Internet y otras en las que se grabaron los videos en la oficina de él y se les enviaron a los clientes.
¿En dónde y con quién viven ustedes?
Nosotros vivimos en Ciudad Jardín del Sur, en Bogotá. Somos cuatro personas: Rómulo, yo, una hermana mía y un hijo de él.
¿Y cada cuánto salían a la calle?
La que salía en su mayoría era yo, y pues el hijo de Rómulo, pero es que él está en un apartamento, en la misma casa, que no tiene contacto con nosotros. Pero, además, nosotros guardamos todos los protocolos de bioseguridad.

¿Cuántos hijos tiene el maestro Rómulo?
Nosotros vivimos desde hace 40 años, pero conmigo son dos hijos: uno de 35 y una de 25 años, pero del primer matrimonio son seis hijos más, y, pues yo le conozco como otros cuatro, pero él dice que en total son 22 sus hijos; la verdad es que yo no los conozco a todos y nunca he entendido por qué habla de toda esa cantidad, pero pues, por algo lo dirá.
¿Cuántos años tiene el maestro?
El 23 de abril pasado cumplió 89 años: nació en 1931 en Monguí. Él es un hombre muy alentado, nunca le duele nada. Él come muy bien, solo que en los últimos cuatro días que estuvo en casa, antes de llevarlo a la clínica, ya estaba comiendo muy poco.
