Nuevo Terminal

El domingo el curita Fidelino, que yo no sé por qué lo bautizaron Fidelino, pues no tiene nada de eso, temprano le reza a la Virgen del Amparo, y en la misa del medio día, parece que se la cantara a la profe Josefina, porque no le quitaba el ojo del escote, ni para rezar el yo pecador.

Pero volvamos al cuento que él dijo en el púlpito: que ahora sí Tunja estaba con terminal, eso si me perdonan pero yo no entendí ni jota, y el lunes desyerbando la papa, me acordé que el Médico había dicho, que mi abuelita tenía vida terminal, que la lleváramos a morir a la casa,- ¿ o sea que Tunja iba a morir igual que mi abuelita ?-, la cabeza se me volvió un sancocho con el cuento del cura, cuando recordé que el cura nos asustaba con el juicio terminal, ¡-sería que empezó por Tunja-! Entonces decidí ir a confesarme para que el cura me explicara, y me puso de penitencia rezar 10 glorias, y viajar a Tunja a conocer el mentado terminal.

Cuando la chiva salió al alto de Pirgua, y el señor conductor me mostró cual era el tal terminal, lo vi lleno de huecos, igualito a un panal de abejas, la chiva se fue derechito para allá y en la entrada casi se estrella con esa montonera de carros que querían entrar, salir y cruzar al tiempo, con razón se parecía a una colmena.

Ya adentro, entendí que el terminal no era más que la agencia de buses donde me llevaban mis abuelos, eso si yo estaba lelo mirando esa belleza, todo iluminado y limpiecito como un espejo, por fin nuestra capital tenía una agencia de buses digna, más bonita que la catedral o la gobernación, que son oscuras de ocultar tanto pecado y políticos. Entonces me acorde de lo que decía mi difunta abuelita: -¡ Mijiticos eso es con nuestra plática !- ¡ cuidemos entre todos lo público !-

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