En el barrio San Ignacio, cerca a la terminal de transportes de Tunja es calificado por los residentes como peligroso debido a la presencia de expendedores de droga.
Sin embargo, ayer en horas de la mañana, la Policía Metropolitana desarrolló una diligencia ordenada por un juez de destruir una vivienda abandonada que se había convertido en un mito de inseguridad.
“En este sitio se focalizaba no solo el consumo sino también la venta de estupefacientes y también era el lugar de ocultamiento de sujetos que cometían hurto a personas aprovechando la peligrosidad de lugar para ocultarse”, aseguró el comandante encargado de la Policía Metropolitana, coronel Henry Bello.
Son ya tres mitos de inseguridad que han sido demolidos por las autoridades en la capital boyacense en este año. “En el momento se realizan investigaciones con otros mitos localizados y lograr, a través de mecanismos legales, acabar con ellos”, aseguró el oficial.
Con la destrucción de esta casa abandonada, se comienza a recuperar la tranquilidad del sector, en especial por parte de transeúntes y comerciantes que en horas de la noche eran blanco de los continuos hurtos.