La empresa Centro Vascular de Boyacá es con quien se gestionaría el contrato y no con ningún médico en particular.

Hospital Universitario San Rafael de Tunja. Foto Boyacá Sie7e Días
En un momento donde el país atraviesa una de sus peores crisis en el sector Salud, se conoció que la ESE Hospital Universitario San Rafael de Tunja adjudicó y celebró un contrato por prestación de servicios en enero del 2025, presuntamente por 450 millones de pesos mensuales por el término de ocho meses al cirujano vascular Víctor Augusto Beltrán.
Al respecto se suscitaron todo tipo de cuestionamientos por el alto costo del contrato y porque, además, el médico en cuestión tendría simultáneamente contratos con otros hospitales del departamento de Boyacá.
En diálogo con Boyacá Sie7e Días, el gerente del Hospital Universitario San Rafael, Germán Pertuz, aclaró que efectivamente sí existe dicho contrato, pero con la empresa jurídica Centro Vascular de Boyacá, y que la suma total del contrato no se paga directamente al doctor Víctor Augusto Beltrán, sino a todo un equipo de cirujanos. Así mismo, mencionó que el contrato 175 del 2025 es un modelo de contratación que viene desde el año 2019 cuando el hospital abrió sus servicios de cirugía vascular.
“Este contrato se firmó con una empresa de personalidad jurídica, que se llama Centro Vascular de Boyacá. Estos 450 millones mensuales no se pagan porque sí, este dinero obedece a un techo presupuestal que pone el hospital para que ellos puedan facturar y no se trata solamente de un especialista, se trata de todo un equipo de soporte donde hay cinco cirujanos vasculares dándole soporte a nuestro hospital los 365 días del año las 24 horas del día en diferentes servicios. El hospital, dependiendo de lo que ellos hagan, les factura a las EPS; el hospital coge por derecha el 10 % para gastos de administración y el restante se le comparte al grupo de especialistas y la otra parte se queda con el Hospital San Rafael en un porcentaje de 85-15 o de 90-10 dependiendo el procedimiento”, explicó Pertuz.
Agregó que, es un contrato que no se hizo este año, sino que es un modelo de contrato que viene desde el 2019 cuando el hospital abrió el servicio de cirugía cardiovascular. Manifestó que, hay que hacer la aclaración de que cuando dicen que un cirujano gana 450 millones de pesos al mes, no es cierto, porque esto es un techo presupuestal que se les coloca a ellos para que puedan facturar y que el hospital les paga a ellos según lo que hagan.
“Si hacen tantas cirugías, pues se les paga tantas cirugías; que atendieron tantas consultas, pues se les paga estas consultas. Por ejemplo, en el 2024 se hicieron 181 cirugías ambulatorias, 102 cirugías de urgencias, en promedio mes. El hospital no contrata con personas naturales sino con personas jurídicas que garanticen absolutamente todo (insumos, equipos diagnósticos, cirujanos) para prestar el mejor servicio. El sueldo del doctor Beltrán y todo su equipo de especialistas es un tema que tiene que ver única y exclusivamente con la empresa Centro de Seguridad Vascular”, afirmó Pertuz.
El gerente del San Rafael enfatizó en la importancia de que el hospital garantizará todos los días del año este tipo de servicios, pues al ser el de más alta complejidad en Boyacá, recibe pacientes no solo de los 123 municipios sino también de algunos departamentos aledaños.
Agregó que, todos los contratos celebrados están publicados en el Secop II y se ejecutan con un estudio previo de conveniencia de oportunidad, con las cifras y firmas necesarias.
Versión del médico cirujano Víctor Augusto Beltrán
El doctor Víctor Augusto Beltrán, médico boyacense y principal señalado de salir beneficiado del contrato en cuestión, explicó que este monto de dinero no es solo para él sino para todo un equipo multidisciplinario que presta sus servicios de cirugía vascular.
“Efectivamente estamos prestando un servicio de cirugía cardiovascular en el departamento mediante la empresa con la que contratamos, y somos el único hospital de tercer nivel que presta el servicio con un grupo multidisciplinar donde hay cinco cirujanos vasculares que cubrimos las necesidades 24/7. Adicionalmente, es un grupo de trabajo que cuenta con jefes de enfermería, facturadores, secretarias, transcriptores, contadores, asesor de seguridad y salud en el trabajo, entonces digamos es un grupo grande con el cual tenemos que funcionar para atender un hospital de alta complejidad”, recalcó.

Germán Francisco Pertuz González, gerente del Hospital Universitario San Rafael de Tunja. Foto Boyacá Sie7e Días
Añadió que, en los demás hospitales del departamento donde él y su equipo presta también sus servicios se diseñó una estrategia para que la atención fuese más rápida y eficiente, así mismo, la contratación con estas entidades se habría ejecutado por la propuesta de servicios que presentó la empresa Centro Vascular de Boyacá, la cual fue aceptada.
“En los hospitales de Chiquinquirá y Moniquirá tenían sus cirujanos, pero dejaron de prestar el servicio; ellos nos llamaron a nosotros, les presentamos la propuesta, la cual fue aceptada. Diseñamos una estrategia para extendernos un poco más en estos sitios adicionales donde prestamos algunos servicios como consulta externa y estudios diagnósticos, pero por el momento no se han realizado intervenciones quirúrgicas pues la afluencia de pacientes no ha sido suficiente como para hacerlo”, aseguró el doctor Beltrán a Boyacá Sie7e Días.
Así mismo, manifestó preocupación por su seguridad y recordó un fatídico hecho de su pasado con uno de sus colegas, precisamente por temas relacionados con sus honorarios.
“Mi gran amigo, mi colega Julián Quintero, con quien compartí y aprendí grandes cosas, fue asesinado hace algunos meses en Norte de Santander por temas como este. Mi seguridad y la de mi familia me generan preocupación. Yo soy boyacense y mi motivación principal desde que decidí ser médico es ofrecerles a mis coterráneos un servicio necesario y de la mejor calidad; en medio de todo me siento satisfecho con el trabajo realizado y lo siento en cada palabra de agradecimiento de mis pacientes”, finalizó el doctor, mostrándose un poco acongojado por la situación.