
Desde el primer día, él mismo afirmó en su discurso de instalación de la Asamblea que haría una oposición rigurosa y disciplinada, y mañana completa un año cumpliendo lo que advirtió desde el mismo instante en el que decidió aceptar la curul a la que por ley tenía derecho, tras quedar con el segundo lugar en las elecciones a la Gobernación de Boyacá, con cerca de 248.000 votos.
Con el regreso de Rodrigo Rojas a la Asamblea departamental, la corporación volvió a cobrar importancia e interés y bajo su liderazgo, junto a la bancada del Partido Liberal (cuatro diputados) e incluso dos diputados independientes (Pacto Histórico y Conservador); el comité de aplausos que se había tenido en los últimos ocho años se terminó.
La capacidad y experiencia del excongresista duitamense, quien ha expuesto con argumentos técnicos y debates serios, críticas y cuestionamientos que han vuelto a dar de qué hablar y que, aunque al Gobierno de turno le incomode, irónicamente les está haciendo un favor al hacer más riguroso su actuar.
Rojas, entre otras críticas, ha manifestado su rechazo por ejemplo al empréstito por 230.000 millones de pesos, que terminó siendo aprobado por la coalición de Gobierno, denunciando lo que él considera como inconsistencias financieras del presupuesto departamental y la desfinanciación de sectores como transporte y gestión del riesgo, así como de obras inconclusas que existen en el departamento.
Además, en su papel como líder de la oposición no solo ha demostrado falencias técnicas en proyectos presentados por el Gobierno departamental, sino que ha realizado también proposiciones en favor del departamento.