Reducir Ya: Congreso, Asambleas y Concejos – Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez #Columnista7días

Columna Ricardo Cipagauta 100

Para algunos sonará a que eso ya ha debido hacerse años, a que nos tocaría una constituyente, que los que están no lo van a consentir, que los partidos políticos (o estructuras, empresas, negocios, venta de avales…) constituidos no lo tienen en sus cuentas, que las veedurías ciudadanas no lo proponen por temor a represalias y que si se habla en medios es porque tienen candidatos o buscan llegar a esas instancias. No hay tal, es una necesidad y es parte de la solución a todos los problemas de corrupción, tráfico de influencias, manipulación de presupuestos y cargos y hasta de muertes.

De seguro muchos lo han discutido en sus aulas de clase, en los tintos y aromáticas, en las tertulias, en los foros, en los niveles de decisión y ojalá se lo tomen en serio en las componendas del “gran acuerdo nacional”, que es una mentira más de los que nos gobiernan –hayamos o no votados por ellos-, pero que en democracia respetamos, pero no quiere decir que nos vamos cuesta abajo; y si no es que se le pone borrón y cuenta nueva para salvar a Colombia, sus departamentos y municipios.

Ese cuentico de buscar llegar para “cambiar” se debe dar desde los altos niveles, contando con la participación activa de la sociedad, pero no a punta de subsidios condicionados, verbenas, pistas de hielo, iluminaciones suntuosas y costosas, mensajes que los llevan a hacer el oso… y manipulando o acomodando todos para aferrarse a un poder que se vuelve como agua entre los dedos.

Que llevan la representación o vocería de las regiones, que son los enlaces entre todos los poderosos y los que disponen del erario, que son los sabelotodo de los intríngulis en los trámites ante ministerios y dependencias nacionales, que con sus tamales, empanadas, cervezas, lechonas, juguetes y dineros van a solucionar los puentes, vías terciarias, patrocinios a deportistas y artistas, puestos de salud, políticas públicas (burlados y vuelven a mentir y engañar), violación de menores, inseguridad, celebraciones del día del campesino (atendiendo lo que no hacen en casa-solo para las redes sociales-) y morderse la lengua porque buscan la forma que los mencionen en las tarimas y medios de comunicación, que atacan inmisericordemente y hasta pagan para no perder vigencia.

La verdad es que son tan pasivos, tan alejados de la realidad, tan personalistas, tan negociantes, tan corruptos (algunos) que venden sus criterios, principios -y hasta personalidad- para trascender en sus cerrados círculos de poder, no desprenderse de la ubre que los mantiene ahí, hacerse ilusiones de ser presidentes de todo pero decepcionaron a todas las comunidades que sus únicos adeptos y activistas-seguidores-aduladores ya se están cansando o en el mejor de los casos, retirando… para buscar que ya es hora de reducir el Congreso, las asambleas departamentales y concejos municipales, e incluyendo ciertas JAL y ediles, que se permearon de lo malo y nada bueno muestran.

Y es que pasan los meses, se avecinan las campañas, comienzas las visitas de los “personajes” buscando dizque exorcizar –cuando sus demonios no salen ni con diablo rojo- y siguen los mismos que prometen lo divino, porque con lo humano ya no pudieron, y vuelven a enredar a incautos para que los acompañen, aporten, asistan, arrastren a sus familiares y conocidos, para después ni saludar.

A malaya que vuelvan con rigor, fuerza y credibilidad los medios de antaño, con credibilidad y seriedad, impresos, con profesionales y no vividores o cautivando incautos a quienes juran volver figuras, solo por sus rostros, figuras o porque siendo activistas sus bodegas sirven para aumentar las cifras absurdas de seguidores, cuando algunos cobran por encuestas amañadas o patrocinadas.

Se van diluyendo los pregones por éste 2024, y ya veremos qué pasará en el 2025, pues reflexionando estamos sobre las reacciones de padres de familia y alumnos que hablan de cambios, pero se les proponen y salen a lanzar improperios y dejarse ver el cobre, cuando no dan alternativas, no proponen nada, no participan y si critican hasta el bigote del profesor. Vamos mal, muy mal. YA!

*Por: Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez.  @ricardocipago

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