La importancia de monseñor Gutiérrez Pabón para acabar la ‘Guerra verde’ en el Occidente de Boyacá #Tolditos7días

monsenor gutierez pabon en occidente de boyaca

Heredó un trabajo que había comenzado el boyacense y también obispo de Chiquinquirá, Álvaro Raúl Jarro Tobo, pero que fortaleció por su facilidad de comunicar, conjurando casi dos décadas de una guerra que alcanzó a sumar 3.500 muertos.

El proceso comenzó en 1989 y se materializó el 12 de julio de 1990, en medio de una verdadera montaña rusa de situaciones que en muchas oportunidades estuvieron a punto de acabar con el pacto que había frenado la cantidad de muertos.

Desde su llegada, en 1998 como obispo de Chiquinquirá y aún hasta sus últimos días, monseñor Gutiérrez Pabón se convirtió en la máxima autoridad, en el confidente y consejero del proceso de paz, a pesar de que solo estuvo como obispo de la capital religiosa de Colombia hasta el 2003.

Tuvo la convicción, los convenció y los puso a convivir, pero además se ganó el respeto de todos los ‘patrones’. El alto jerarca de la iglesia católica fallecido la mañana de ayer, fue el único que reunió en una misma mesa a esmeralderos poderosos y peligrosos del país y actuó como mediador para frenar el derramamiento de sangre en los años 90. Incluso, por allá en el 2013 fue fundamental en una tensa coyuntura en la que varios clanes se peleaban el dominio del negocio, bajo la sombra de la mafia y la muerte.

Monseñor Gutiérrez Pabón logró sentar a dos enemigos acérrimos para la época: Víctor Carranza, de Quípama y Muzo, junto a todo un escuadrón de patrones, y a Luis Murcia Chaparro ‘Pequinés’, por Coscuez y un amplio sector que lo respaldaba.

Resultó siendo muy allegado a Víctor Carranza (centro), hasta el punto de que en varias oportunidades, cuando las cosas se complicaron y el proceso estuvo a punto de volar en mil pedazos, monseñor Gutiérrez Pabón (izquierda en la foto), llegó en el helicóptero del llamado ‘zar de las esmeraldas’ hasta diferentes sectores del occidente de Boyacá, para calmar los ánimos y nadie se atrevía a llevarle la contraria al alto prelado, quien incluso le indicó en ocasiones al actual obispo de Chiquinquirá, Luis Felipe Sánchez (derecha en la foto), qué hacer o cómo proceder.

«Como cura digo no al pecado, sí al pecador. Como ciudadano, debo buscar la conciliación. No puedo ir a una reunión y decirles, ustedes son unos h. p.», dijo monseñor alguna vez a el periódico EL TIEMPO y Boyacá Sie7e Días.

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