Monseñor Héctor Gutiérrez Pabón, quien tenía 92 años, además de ser obispo de Chiquinquirá, fue fundamental en los diálogos de paz entre los esmeralderos en el occidente de Boyacá.
Con la muerte de monseñor Héctor Gutiérrez Pabón, el país pierde a uno de sus obispos más queridos. A sus exequias, que se realizarán en la catedral de Engativá asistirán el cardenal Luis José Rueda Aparicio, arzobispo de Bogotá, y otros altos prelados de la Iglesia católica colombiana.
El alto prelado falleció esta mañana, luego de luchar contra una enfermedad, ya en su descanso de la labor pastoral que adelantó durante 53 años hasta retirarse en 2015, cuando presentó su renuncia a la Santa Sede como Obispo de la Diócesis de Engativá.
Había nacido en Cáqueza (Cundinamarca), el 17 de mayo de 1937, y ya como prelado cumplió un papel fundamental en los diálogos de paz que permitieron resolver el conflicto violento entre los esmeralderos de Boyacá.
Se ordenó sacerdote en septiembre de 1962. Monseñor Héctor Gutiérrez Pabón estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana, hizo un máster en producción de cine y televisión en la Universidad de Loyala Marymount en Los Ángeles, Estados Unidos, y recibió el título de licenciatura en moral de la información en la Universidad Gregoriana de Roma.
Desde 1992, dirigió el programa de TV La Voz del Papa y estuvo al frente de la oficina de prensa de la Arquidiócesis de Bogotá, pero especialmente será recordado por haber dirigido las comunicaciones de la Iglesia católica colombiana en 1992 como jefe de prensa de la visita del papa Juan Pablo II a este país.
Precisamente fue Juan Pablo II quien le otorgó el título de obispo y lo ordenó el 17 de febrero de 1987, como obispo auxiliar de Cali. Once años más tarde, en 1998, fue nombrado obispo de Chiquinquirá, convirtiéndose en una pieza clave en el diálogo entre los llamados ‘patrones’ de los esmeralderos en el occidente de Boyacá.
A lo largo de su ministerio, monseñor Gutiérrez Pabón se destacó también como un líder cercano a la realidad social de los colombianos, con gran interés por la justicia social, el bienestar de las comunidades más vulnerables del país y el diálogo como camino de pacificación. En este sentido, es recordado, especialmente, por su trabajo en favor de la reconciliación y la paz en el departamento de Boyacá, mientras ejerció como obispo de la Diócesis de Chiquinquirá (1998-2003).