Varios niños provenientes de las etnias nativas de los ríos Meta, Casanare y Arauca, que llegaron con sus núcleos familiares, se dedicaron a la mendicidad, la drogadicción y el pillaje.
Los habitantes de un sector urbano aledaño a la ribera del río Cravo Sur, muy cerca al antiguo hospital, claman por una acción que permita ofrecer ayuda a los niños que deambulan por el sector, pidiendo una moneda y algo que les sirva de alimento.
La situación, según los vecinos del barrio Brisas del Cravo y de quienes transitan por la carreta 29 y las vías a Matepantano y Sirivana, es que estos menores llegaron con sus grupos familiares a habitar una conocida olla de microtráfico y consumo de alucinógenos, mientras que los adultos recorren el centro de la ciudad en el rebusque de la mendicidad, en algunos casos, comida y alcohol.
La presencia de estos infantes y la ausencia de los organismos del Estado, ha llevado a que, ante las amenazas y el hurto de enseres, los ciudadanos ejerzan acciones violentas, que ponen en riesgo la integridad de estos niños.
En una audiencia pública, realizada en Yopal, con la asistencia de los organismos que tienen competencia en la protección de niños y adolescentes, funcionarios de la Alcaldía y la Gobernación, los sectores político-administrativos, líderes comunales y algunas ONG, se evidenció la ausencia total de un plan, dirigido a garantizarles a estos infantes los derechos que consagran la ley y los tratados internacionales.
En opinión de Sonia Bernal, representante de la Comisión de Derechos Humanos del Senado de la República, el problema es tan grave que se tiene información de niños violados, vejados, obligados a la mendicidad por personas adultas e integrantes de pandillas que asaltan y hurtan los bienes de quienes residen en el sector o atinan a pasar por allí.
La dirigente política llamó la atención a los funcionarios que tienen competencias en el manejo y obligaciones en la garantías de los derechos de los niños, para que dejen de estar llenando formatos, se capaciten en los derechos indigenistas y de los niños, que se comuniquen entre sí, he implementen acciones, porque recursos económicos hay para ofrecer un programa que realmente propenda por los derechos de la niñez.