Por fin un alcalde que intenta recobrar el orden en el centro de Tunja, pero… #Tolditos7días

Las ventas ambulantes se desbordaron y están generando tantos problemas en el centro de la capital boyacense, que la decisión del alcalde Mikhail Krasnov, de buscar devolver el orden se está convirtiendo, aunque no por todo el mundo obviamente, en la acción más aplaudida del actual gobierno.

Y es que la anarquía en las calles viene reinando prácticamente desde el gobierno de Pablo Cepeda y se agudizó en el mandato de Alejandro Fúneme, hasta el punto de que las ventas ambulantes y los problemas que estas generan, sumadas a otras problemáticas están acabando con el centro histórico de la ciudad.

Pues el alcalde decidió hacerle frente al problema y para esto se está ayudando de un equipo de funcionarios de la alcaldía, la Policía y hasta el Ejército y la oficina de Migración, con los que viene adelantando operativos permanentes en las últimas semanas para recuperar las vías que el mismo gobierno municipal les quitó a los carros, supuestamente para entregárselas a los peatones, pero que terminaron fue atiborradas de vendedores ambulantes, desorden, contaminación auditiva, inseguridad y hasta venta de alucinógenos, entre otros problemas.

Ahora, como era de esperarse, los informales afectados llegaron a reclamar al edificio administrativo, exigiendo el derecho al trabajo, anteponiendo la grave situación económica, el desempleo y tratando de utilizar el pesar y la solidaridad de la opinión pública, para que el alcalde eche reverso y los deje en el mismo despelote en el que ellos mismos, los ambulantes convirtieron el casco histórico.

Desde la alcaldía les están ofreciendo posibilidades de lugares diferentes para que se trasladen a adelantar su labor, de una manera organizada, pero, según informaron testigos de la negociación que se extendió durante todo el día, ninguna opción diferente a seguir en las calles, les sirve a los ambulantes que además culpan al alcalde de haberse puesto al servicio del comercio organizado para sacarlos a ellos del casco histórico. ¡Habrase visto! Pues es obvio señores que el alcalde está obligado a ponerse del lado del orden, de la seguridad, del bien común. Aquí lo grave es que ya hay algunos líderes tratando de pescar en río revuelto y sirviendo supuestamente de defensores de los ambulantes, pero tratando de captar votos, haciendo política, mientras el centro histórico de Tunja agoniza en medio del desorden.

-Publicidad-