Ha burlado la justicia colombiana alrededor de nueve veces, violando el beneficio de detención domiciliaria. El hombre llegó a controlar el 98 % del microtráfico de Bucaramanga.

Óscar Camargo Ríos, alias “Pichi”, se acaba de fugar de una residencia en el barrio El Poblado de Medellín, luego de acceder al beneficio de detención domiciliaria, a pesar de que se encontraba pagando su condena en la cárcel La Tramacúa de Valledupar.
Es un peligroso delincuente colombiano conocido como el “Pablo Escobar santandereano” debido a su poder en el tráfico de drogas y su violenta influencia en Bucaramanga, Santander, y otras regiones de Colombia.
Alias Pichi, antes de su detención, controlaba el 98% del microtráfico en el norte de Bucaramanga, generando ingresos criminales de hasta 14 mil millones de pesos anuales. Además, ha sido el responsable de múltiples asesinatos vinculados a disputas entre bandas rivales, particularmente contra la organización “Los del Sur”.
‘Pichi’ adicionalmente ha sido acusado de dirigir alrededor del 70% del tráfico de estupefacientes en la región, y ha sido vinculado a organizaciones criminales que operan tanto en Colombia como en el exterior.
El historial criminal de alias Pichi
Las noticias criminales de alias “Pichi” empiezan a contar desde hace 20 años. El hombre creció en el barrio San Rafael de Bucaramanga. Allá inició su vida ilegal cuando se desempeñó como ‘campanero’ y jíbaro de los traficantes de la droga.
Su primera captura se registró en 2015 acusado como uno de los cabecillas de la organización criminal conocida como ‘Los San Rafa’, pero apenas estuvo 56 días preso, cuando en medio de una cita médica se lanzó por un segundo piso mientras era custodiado por los guardianes del Inpec.
Estuvo tres años delinquiendo libre hasta que en octubre de 2018 fue recapturado en Medellín. En uno de los expedientes se lee que “Pichi” se estableció en la capital de Antioquia porque desde allí coordinaba las operaciones de narcotráfico en varios municipios del país. Generaba hasta 14.000 millones de pesos en las rentas ilícitas al año.
Pese al historial criminal, el hombre fue cobijado con la medida de prisión domiciliaria y, desde allí, otra vez, se escabulló de las autoridades.
En diciembre de 2020 las autoridades lo volvieron a capturar en un operativo que se realizó en una finca de Envigado (Antioquia). Lo señalaban como el cabecilla de una red de narcotráfico y sicarios en Bucaramanga.
Pese a que estaba en una celda en Valledupar, el hombre habría continuado con sus operaciones delictivas. En agosto del año pasado la Policía desarticuló un laboratorio para el procesamiento de cocaína –ubicado en zona rural de Bucaramanga– y que sería propiedad del capo.
A “Pichi” también se le acusa de ordenar la muerte del excomandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, el general Manuel Vásquez Prada. Ofrecía hasta 200 millones de pesos a los sicarios que cumplieran con el objetivo criminal.
Pichi –indican las autoridades– sostiene una guerra total por el control de las rentas del microtráfico con Nelson Enrique Reatiga Bautista, alias Poporro. Esos choques han dejado decenas de muertos en Bucaramanga y su área metropolitana.
Además de su involucramiento en el narcotráfico, “Pichi” ha estado envuelto en polémicas sobre supuestos intentos de vincularse a programas de paz del Gobierno, aunque esto fue desmentido por las autoridades.
*Con información de El Colombiano