Comúnmente el dolor es un síntoma de una alteración del cuerpo o una de sus funciones.
Esta sensación es diferente para cada persona, como esta es una experiencia única se crea una confusión entre lo que la intensidad y la tolerancia por el dolor. Tanto la intensidad como la tolerancia de cada persona puede ser señal de otras enfermedades o puede implicar que se desconozca de una.
La tolerancia y el umbral del dolor pueden cambiar a lo largo del tiempo, ya que este es determinado por distintos factores: genéticos, biológicos, mentales, sociales, emocionales y relacionados con el envejecimiento, según la directora médica nacional del Programa de Cuidados Paliativos de Clínicas Colsanitas, Gabriela Sarmiento Brecher. Al igual que la persona, hay otros factores que pueden influenciar esa sensación de dolor. Por ejemplo, el umbral de dolor puede variar dependiendo de dónde se presente, el causante de dicha sensación o condiciones médicas.
La tolerancia es el nivel máximo que una persona puede sentir, esta es una experiencia subjetiva al individuo. Por ejemplo, hay personas que les puede doler más que a otras cuando los pica una abeja. El umbral del dolor se refiere a la intensidad mínima que puede recibir el cuerpo antes de entenderlo como dolor. Esto es una experiencia común con las agujas de inyecciones, algunas personas sienten una vacuna o una inyección como un dolor agudo mientras que otros ni siquiera sienten un leve dolor.
Reconocer el alcance del umbral de dolor del cuerpo es importante ya sea uno alto o bajo. Por ello la doctora Gabriela comenta de los riesgos de ambos extremos del umbral y cómo se relacionan con algunas enfermedades o condiciones médicas:
- Un umbral alto: en pacientes con neuropatía diabética, pueden tener hipoestesia, con lo cual, al sentir menos dolor del habitual o no sentir dolor ante estímulos dolorosos, como podría ser una bolsa de agua caliente en contacto con la piel, podría tener quemaduras en la piel sin percatarse de ellas.
- Un umbral bajo: en los casos de sensibilización central como fibromialgia, neuropatías periféricas sensitivas, condiciona sentir dolor ante estímulos normalmente inocuos, generando hiperalgesia y alodinia, con un impacto negativo en la calidad de vida por causa de dolor crónico algunas veces de difícil manejo.
- Dolor constante: Cuando el dolor es constante o crónico, es una señal de ser una enfermedad por sí misma. Algunas personas normalizan el dolor del cuerpo pensando que no es nada grave o en otros casos no le dan importancia ya que es un dolor mínimo.
La experta comparte dos métodos que pueden recibir los pacientes que sufran de un dolor crónico o que tengan un umbral muy alto o bajo. Para tener mejores resultados es necesario aplicar los dos, para regular la sensación de dolor del organismo.
- En caso de pacientes que sufren de dolor crónico, este es un reto clínico debido a que el diagnóstico y procedimiento son altamente individualizados con esquemas de analgesia multimodal, en otras palabras, se trata con medicamentos y terapias de acuerdo con la necesidad de cada paciente. Los expertos necesitan tener en cuenta múltiples factores como: alteraciones metabólicas, endocrinas, déficits nutricionales.
- Otro método es el acompañamiento y una activa participación del paciente. Esto significa que se deben favorecer estrategias como la pérdida de peso, ejercicio y movimiento, masajes terapéuticos y terapia cognitiva conductual.
Entender y gestionar el dolor, especialmente en casos crónicos, requiere una evaluación integral que considere tanto aspectos físicos como emocionales. A través de un enfoque equilibrado, es posible mejorar la calidad de vida y enfrentar este desafío con mayor eficacia.