Según lo que encontraron, las larvas pueden consumir plástico entre un 5% y un 20% del mismo, transformándolo en proteína de alta calidad.
Un proyecto de exploración con larvas del insecto isópodo asmorio, un escarabajo del Valle del Cauca, para buscar alternativas nutricionales ricas en proteína, sostenibles y no competidoras con la alimentación humana, para alimentación de aves, viene siendo adelantado por el grupo de investigación Bioquímica y Nutrición Animal – GIBNA, de la Facultad de Ciencias Agropecuarias, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia en Tunja.
“El objetivo principal de la investigación es evaluar la calidad composicional de estas larvas, las cuales presentan un contenido notablemente alto en proteínas de alrededor del 40% y lípidos. Esta alta calidad nutricional las convierte en una excelente opción para la alimentación de aves, como gallinas ponedoras y pollos de engorde”, explicó la médica veterinaria y zootecnista e investigadora, Melisa Munévar.
La joven asegura que la investigación explora cómo estas larvas pueden ser alimentadas con materias primas no competidoras con la alimentación humana, como residuos de cosecha, molienda y panadería, en lugar de salvado de trigo o harinas de uso humano.
Dentro de la investigación, identificaron dos hallazgos importantes relacionados con la nutrición, uno, que la harina derivada de hojas de cannabis, aumenta el porcentaje proteínico de las larvas y el otro, que el proyecto investiga la capacidad de estos insectos para consumir y degradar residuos plásticos, como el icopor, que es un contaminante ambiental persistente.
“Las larvas no pueden eliminar completamente el plástico, pero pueden consumir entre un 5% y un 20% del mismo, transformándolo en abono de alta calidad”, puntualizó.
Juliana Triana, estudiante de noveno semestre de Ingeniería Agropecuaria de la Fundación Universitaria Juan de Castellanos y quien se encuentra realizando su pasantía con el grupo GIBNA, explicó que, para la investigación se obtuvo el pie de cría del escarabajo del Valle del Cauca, que presenta cuatro fases en su ciclo de vida: huevo, larva, pupa y adulto.
“Lo que nos interesa principalmente es la fase de larva, que dura entre 8 y 11 semanas. Buscamos que estas larvas consuman un alimento que proporcione buena proteína, para asegurar que al final de su ciclo, obtengan una fuente rica de proteínas para la alimentación animal”, comentó Triana.
Agregó que los insectos son fáciles de criar, solo necesitan garantizar una alimentación adecuada, una humedad del 60%, una exposición mínima a la luz y una temperatura entre 25 y 30 grados centígrados.
Los resultados de la investigación no solo prometen una fuente sostenible y eficiente de proteínas y lípidos para la alimentación pecuaria, sino que también ofrecen una posible solución al problema de la contaminación plástica, teniendo en cuenta que los residuos eliminados por las larvas, pueden utilizarse como fertilizante de alta calidad, ya que son ricos en nitrógeno y proteínas, como en la alimentación animal.