
Se quejan cuando lo tienen todo, reniegan de engañar a la gente y porque la gente los eligió, que luego de su oscuro, silencioso o muy agitado pasado -y presente-, con escándalos de tamaños de elefantes, de tapar con el erario lo que no son capaces de hacer con gestión, y funcionarios de alto nivel que venden sus ambiciones hasta regalando lo que los usuarios debemos pagar en ley…
Los maltratan sus adversarios, contradictores y hasta sus propios amigos del alma… que paradoja es ser tan de mala suerte para que buscar que les voten y luego salir por la puerta de atrás, que puede ser amplia, alfombrada, con extravagancias o con súbditos-militantes, que pronto caerán.
Y en la otra cara de la misma moneda están los reprimidos; esos que se guardan hasta envenenarse, todos esos detallitos, simplezas, minucias que asfixian e incluso son quienes ostentaron grandes títulos, poderes, recursos y con marionetas a sus servicios, que luego salen a contar todo, verdades a medias o aparecen con sus entornos erradicados de sus tierras. Es un “fasttrack” para todo…
Jugar a gobernar no es el juego de tronos que se hace para la ficción o el drama, de las grandes productoras; a la realidad nada la cambia y otra cosa es que se puedan llevar esas historietas a la gran pantalla, pero saciarse con verse reflejados en personajes o papeles de quinta no es la forma en que la democracia los catapultó como actores de “reparto” del erario y ser sus apéndices.
Recordar que estamos a pocas horas para que el deporte, que también se ha corrompido como la sal, nos dé sus primeras medallas y el honor que sus valores -que son de la vida misma- se eleven al viento y podamos tener referentes con sus tiempos, récords, distancias, puntajes y ejemplo para unas generaciones que debiesen dedicarse al deporte, en todos los niveles (incluido el de alto rendimiento) y no abrirse caminos que los llevan a seguir haciendo las triquiñuelas de la corruptela.
Estamos a escasos 15 días para completar el cincuenta por ciento de estos nefastos gobiernos, y por ende sus gobernantes, equipos y acciones, salvo unas muy selectas excepciones -que son reconocidas y aplaudidas-; y en la vecindad el próximo domingo 27 de julio deberán demostrar que la resistencia tiene un límite, que nada han legado al mundo por más 10 años en manos de quienes ofrecieron cambios (como por acá) y hoy están exiliados, derrumbados, distanciados y hasta muertos en vida. Para que un puñado de ególatras sean los que se quieren imponer; pues no más.
Sigue ondeando banderas que intimidan, atemorizan y condicionan a comunidades, incluso se atrinchera en ellas para hacer más daño –con uso irracional de equipos de tecnología- pero nada de nada, siguen los asesinatos, los paros y bloqueos, los servicios públicos disparados y ni hablemos de la salud porque es mejor ignorar o tapar la realidades -en centros hospitalarios- que salir a cotejar cifras o indicadores porque ahí se arma Troya o siguen los señalamientos de ser enemigos. Depredadores que se les ve amargados, molestos, rencorosos, prevenidos y hasta dolidos, que dejan traslucir sus posturas para que dividiendo logren sus objetivos, con mentiras, decisiones sin fundamentos y hasta ofensas bien orquestadas para llegar a sus predicciones. No hay límites.
Hace pocas horas se sabía de escándalos en cambios o repartos “sorpresivos” en entidades de justicia, de control, de legalidad… y así se van a seguirse dando en otras entidades, de igual o menor nivel, para acomodarse en un solo partido -que le quedó gustando el poder- y sus tentáculos van a permear hasta la venta de alimento para animales, cohesión de fuerzas, dicen, por encima de todos.
Piden y ofrecen debates, lazos y pactos, pero no responden a propuestas ni a solicitudes. Atentos.
*Por: Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez. @ricardocipago