Aunque Luis Carlos Leal Angarita, el hoy superintendente de Salud, nació en Bucaramanga, por sus venas corre sangre boyacense.
El joven que ostenta uno de los cargos más importantes en el sector salud, es hijo de Hildebrando Leal, natural de Chiscas y de Martha Lucía Angarita, de Soatá, por lo que Luis Carlos aprendió desde muy niño a querer a Boyacá, pues se siente muy orgulloso de la tierra de sus padres, quienes curiosamente no se conocieron en su departamento, sino en la capital de Santander, donde se enamoraron y formaron su hogar.
Es tal el amor del superintendente por la tierra de sus padres, que hasta se mandó tatuar cerca de su hombro izquierdo la palabra sumercé, ese término que identifica a muchos de los boyacenses, esa palabra que repiten una y otra vez sus padres a diario.
El joven, de ascendencia boyacense, dijo que es tan importante para él Boyacá, que hasta se tatuó en la piel una de las palabras que identifica al departamento donde nacieron sus padres y de donde es oriunda gran parte de su familia.
Aseguró el Superintendente de Salud que sigue viajando a Boyacá, costumbre que aprendió desde muy niño y que desde hace varios años decidió tatuarsela en la piel.