Han sido unos días muy traumáticos para quienes jugamos o practicamos deportes, participamos en torneos o concursos y hasta vivimos, caminamos o convivimos en nuestras amables ciudades, y es que hablo -en primera del plural- porque a pesar de no ser deportista, ni integrante de equipo, a lo mejor con interceptaciones y sí un ciudadano como Usted, de seguro nos sentimos golpeados por lo que nos afecta directa o indirectamente en lo que nos sucede en la vida diaria, desde las emociones, decisiones, de los escándalos denunciados con autoridad y hasta de la simple realidad.
No paramos de celebrar esos goles de nuestra orgullosa Selección Colombia de fútbol que con las asistencias de don James David Rodríguez Rubio y un puñado de ilusionistas, que emocionan a quienes con la tricolor abandonamos el confort de unos 90 minutos, por unas horas y días de ser el tema central de compartir, de pasar a ser analistas, comentaristas y hasta jugar a ser los técnicos, para vaticinar lo que se viene en la Eurocopa y más preocupados por la Copa América, en USA.
Y que no pase desapercibida la noticia -de la década- para darle la bienvenida, a Millonarios -el “Mejor Equipo del Mundo”, parafraseando el libro y película, del colega y amigo Mauricio Silva Guzmán-, para el señor don Radamel Falcao García Zárate y que fortalece al fútbol colombiano; y que desde ya reiteramos la propuesta de celebrarle -en Boyacá- sus 25 años de haber debutado en el histórico Lanceros F.C. Satisfacciones que se contradicen con las malas actuaciones de un grupo de árbitros y jueces-incluidos los del VAR- para interferir en apuestas y dañar el espectáculo.
Y saboreando arándanos de Sotaquirá, que algún día serán variedad propia de exportación, estamos listos a disfrutar de las medallas en los Juegos Olímpicos de París, allí varios boyacenses, cobijados por el gorro frígido (mascota), con los principios de libertad y la transformación deportiva…
Ya aterrizando otro de los temas, se volvió paisaje y hasta “normal” que se tengan que poner en conocimiento -lo que nos debiera aterrar- las llamadas chuzadas, interceptaciones, perfilamientos, seguimientos y hasta estigmatizaciones o señalamientos, no sólo llegando a las altas cortes, a los magistrados, a los congresistas, periodistas, sino por estos lares, de los limites parroquiales, antes o después de los peajes entre Cundinamarca y Boyacá, todo por ambiciones y llegando a la ilegalidad, de izquierda, de derecha, de centro y hasta de neutrales. Pero no olvidemos los cinematográficos atracos, a plena luz del día, con motos y armas de fuego, y escapadas de las estrategias de las autoridades; grandilocuentes ofrecimientos de millones para recompensas por denunciar a los “personajes”… cuando se pavonean en operativos nocturnos y dejando al garete a las comunidades.
Pero más “atracados o burlados” nos sentimos cuando desde el alto gobierno y sus áulicos regionales y locales, nos impactan cuando en plena libreteada instalación de mesa de conversación, negociándose no se sabe qué, se dice a voz en cuello -por el comisionado de paz- que se ha “…maltratado la confianza creada con la segunda Marquetalia…”, sin medir la revictimización y olvidando los ríos de sangre dejados -y otras vez circulando por varias regiones-, por terroristas, violadores de niños y niñas, desaforados y ambiciosos con tentáculos en el poder; que los expertos bautizan como fuego amigo o amigos del fuego… para hacer pirotecnia con los recursos públicos.
Y para cerrar el pregón se viene posicionado el terminillo de fixer, mal traducido para un trabajo que realizamos periodistas en investigaciones silenciosas, de bajo perfil, coberturas peligrosas o historias a contar… para esos que “solucionan o arreglan” situaciones y en las esferas de gobierno con emprendimiento o empresas para gestionar contratos, coimas, triangulaciones y favores dudosos.
*Por: Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez. @ricardocipago