Con motivo del lanzamiento exitoso este miércoles de la nave espacial Starliner, de la gigante aeronáutica Boeing, desde el sureste de Estados Unidos rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI) llevando por primera vez astronautas a bordo, luego de dos intentos previos frustrados a poco del lanzamiento, se volvió a recordar ayer la hazaña del Apolo 11 que llevó a tres astronautas a la luna.
Pues según la historia recopilada por el Portal Las 2 Orillas, la presencia de Colombia en la NASA y en el Apolo 11 que partió el 16 de julio de 1969 y regresó el 24 de ese mismo mes a la tierra, se dio, entre otras, gracias a unas telas de lana de oveja virgen hechas por Raquel Vivas y su empresa Telas Huatay, que sirvieron para forrar la capsula donde viajaron Neil Armstrong, Buzz Aldrin y Michael Collins.
La oportunidad de su vida se le presentó a la boyacense nacida en Floresta, tras el fracaso del Apolo 1 en 1967 en la primera misión tripulada de la cápsula luego de que la cabina en la que viajaban tres astronautas se incendiara y terminaran incinerados.
Entonces desde Estados Unidos se empezó a buscar telas y paños que tuvieran algunas especificaciones, que no fueran inflamables, que fueran antiestéticas y así fue como Raquel Vivas terminó poniendo un granito de arena colombiano en el objetivo de llevar al hombre a la luna y devolverlo a la tierra sano y salvo con sus productos que fueron puestos a prueba en laboratorios de Estados Unidos y cumplieron con los requerimientos.
La señora Raquel Vivas Rincón había nacido en Floresta, en 1901 y desde pequeña, estuvo rodeada por telas, paños, ruanas, cobijas, entre otros productos, a base de lana de oveja virgen. Ya adulta, creó la fábrica Telas Huatay, que tendría como sede la calle 119 con sexta, en la localidad de Usaquén, en Bogotá, y que se consideraría en los años 60 y 70 como la empresa de las mejores telas de Colombia.
Claro que lo del Apolo 11 no fue una coincidencia, pues sus paños ya habían forrado el avión del presidente Nixon y cubrieron algunos salones de la Casa Blanca bajo el mandato de Kennedy, según informó EL TIEMPO en un artículo del 8 de julio de 1969.
Específicamente para la misión Apolo 11, Telas Huatay exportó 3.200 metros de paño de lana de oveja virgen, después de que 12 trabajadores de la compañía estuvieron, durante tres meses, tejiéndolo en los telares. El producto de Raquel Vivas cubrió la cápsula de la nave espacial y sirvió para evitar que los astronautas fueran incinerados, en caso de un incendio.
Fue tan importante el aporte de Raquel Vivas para el objetivo de llevar al hombre a la luna, que la empresaria boyacense fue invitada por la NASA y por el Gobierno de los Estados Unidos para presenciar el despegue del cohete en Cabo Cañaveral.
En 1995, Raquel Vivas Rincón murió a la edad de 94 años y la empresa fue heredada a sus hijos, que la mantuvieron durante algunos años más. En 2001, la vendieron y se convirtió en un pequeño local, después de vender gran parte de su espacio a otras tiendas.