
En la vorágine de la innovación tecnológica, la inteligencia artificial (IA) está revolucionando múltiples sectores, y el marketing no es la excepción. A medida que las empresas buscan optimizar sus estrategias y maximizar sus resultados, la IA se ha convertido en una herramienta muy usual. Desde el análisis de datos hasta la creación de contenidos personalizados, su capacidad para procesar información y predecir comportamientos puede “superar” la de muchos seres humanos. Sin embargo, en este frenesí por la eficiencia y el bajo costo, es muy probable que en el corto plazo enfrentemos una consecuencia inesperada: el hastío y la saciedad de una sociedad que anhela la autenticidad.
Este es un análisis que hace la experta en marketing Catalina Alba Cárdenas: la implementación de la IA en marketing ha permitido una segmentación de mercado más precisa y campañas publicitarias más efectivas, sin embargo, este mismo éxito puede convertirse en su talón de Aquiles. La interacción constante con mensajes perfectamente diseñados, pero desprovistos de “alma”, podría llevar a los consumidores a un estado de indiferencia. Los discursos generados por máquinas, aunque “impecables” en su lógica, carecen del toque humano que nos conecta emocionalmente.