Un cambio nefasto Nicolás Palacios #ColumnistaInvitado

Nicolas Palacios Columnista Invitado

Durante más de una década, Gustavo Petro se dedicó a buscar el poder presidencial, pero olvidó un aspecto fundamental: cómo ejercerlo. 

Quizás usted comparta el sentir de muchos colombianos respecto al desarrollo del Gobierno de Petro, que parece carecer de un inicio prominente, una ilusión a la que se aferraban sus seguidores, pero que hoy, casi dos años después de las elecciones, se desvanece.

A punto de llegar a la mitad de su mandato constitucional, el presidente no ha logrado la concertación con las mayorías en el Congreso para aprobar sus reformas, lo que limita el avance de su Gobierno, dado que se ha enfrentado a fuertes debates y el reciente hundimiento de la reforma a la salud, pues el 7 de agosto del 2022, el presidente contaba con mayorías en el Congreso, pero estas se han desvanecido debido a los escándalos que han salpicado a sus familiares y a sus propios funcionarios, erosionando la confianza pública.

Es difícil entender cómo el presidente espera ser percibido por la sociedad cuando, frente a los escándalos, retira temporalmente a sus funcionarios solo para reinstalarlos después o nombrar a nuevos allegados en puestos clave, como el caso de Gustavo Bolívar, a quien premió luego de la vergonzosa derrota que sufrió este ‘progresista’ en las elecciones a la Alcaldía de Bogotá, pues no obtuvo ni una cuarta parte de los votos que logró Petro en el 2022, y que si bien usted pensará que cada elección es distinta, sí puede ocurrir, pero lo que no puede pasar es que la mano derecha del presidente, y en menos de 18 meses, el Pacto Histórico pase de 2,2 millones de votos a 570.000 en la plaza nacional más fuerte del presidente.

Petro, quien además de atacar a sus opositores por las redes sociales, parece dedicar más tiempo a desgastar su propio Gobierno que a fortalecerlo. Algunos de sus funcionarios, carentes de preparación o con ambiciones personales, han dejado sus cargos en medio de controversias, lo que agrava la percepción de un liderazgo deficiente.

En cuanto a lo que nuestro mandatario menciona sobre el supuesto ‘golpe blando’, se trata de una excusa infundada para ejercer su poder como presidente al presidir una constituyente según su propio criterio, en lugar de seguir el procedimiento establecido en la Constitución Política del 91, en su artículo 376. De ser así, necesitaría el respaldo de la tercera parte del censo electoral, que representa más de 12,5 millones de votos, una situación demasiado compleja dada la coyuntura política actual. Más bien, como yo lo veo, esto podría ser interpretado como una excusa para declaración de estado de excepción, como lo establece la carta magna en el artículo 214, lo cual sería gravemente perjudicial para los colombianos, ya que permitiría a Petro ejercer su mandato irrespetando los demás poderes políticos y, en última instancia, a la ciudadanía.

Como ciudadanos debemos ser promotores de la defensa de la democracia, porque, quien llegó al Palacio de Nariño jurando respetar la constitución, hoy parece ser que sus palabras se fueron con el viento, porque es el presidente quien ha demostrado falta de aptitud para un cargo que solo se ha dedicado a favorecer a unos pocos, mientras la sensación de los colombianos es ver cómo su salario no alcanza para poder tener una calidad de vida digna, el desempleo por encima del 11,9 % para el primer trimestre de este año, cifra reportada por el DANE.

Respecto del tema de seguridad, la situación en el Cauca, donde el conflicto armado persiste y la fuerza pública se enfrenta al abandono gubernamental, es alarmante. Los constantes ataques y muertes de militares y policías a manos del narcotráfico son un recordatorio doloroso de la necesidad de fortalecer la seguridad en la región y apoyar a nuestros héroes de la patria.

Por otro lado, las negociaciones con el Eln son un fracaso evidente. No se puede dialogar con delincuentes que perpetúan secuestros con fines lucrativos, lo que solo genera indignación y frustración en la sociedad, pues así lo confirmaron en un comunicado el 6 de mayo, por lo que ya es hora de tomar una postura firme y clara en estas negociaciones.

Como colombiano, me duele y me decepciona la situación actual del país, porque, independientemente de las ideas o afiliaciones políticas, y sin importar quién esté en el poder, ya sea de izquierda o de derecha, mi mayor deseo es el bienestar de los colombianos. Solo espero que este Gobierno se dedique a construir un camino basado en la paz, la equidad y, sobre todo, en un compromiso de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.

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