Aguazul es el segundo municipio en el orden nacional que registró el mayor número de desaparecidos.
Gladis Giovanna Rosas, representante de la Fundación Yobany Quevedo, Lazos de Vida. Foto: archivo particular
Más de 3.000 víctimas de la desaparición forzada registran las organizaciones que reclaman el paradero de sus familiares, que un día salieron de su hogar para nunca regresar porque fueron sacrificados y sepultados sin que se sepa dónde.
Al iniciarse la conmemoración de la Semana Internacional del Desaparecido, Boyacá Sie7e Días dialogó con Gladis Giovanna Rosas, representante de la fundación Yobany Quevedo, Lazos de Vida, que completa 22 años uniendo los esfuerzos de más de 3.000 personas, especialmente mujeres que buscan a sus familiares y que saben que fueron ejecutados por organizaciones armadas oficiales, paraoficiales e ilegales.
La fundación que ha logrado aglutinar a las familias de los desaparecidos, tiene unas estadísticas consolidadas que señalan que son 2.500 las personas que fueron desaparecidas en Casanare, siendo Aguazul el segundo municipio en el orden nacional que registró el mayor número de víctimas, que asciende a las 350 personas desaparecidas, una cifra escandalosa, dado el número de pobladores de la provincia casanareña.
Lida Quevedo, hermana de uno de los desaparecidos, mostró su preocupación por que la justicia ordinaria ni la Especial para la Paz han querido reconocer y escuchar a los combatientes de esta parte del país, lo que ha generado incertidumbre entre los cientos de familias, porque consideran que los únicos que saben dónde están sepultados los desaparecidos, son ellos, algunos de los cuales ya fueron juzgados y condenados a penas que están a punto de cumplir, sin que señalen donde ejecutaron y sepultaron a sus víctimas.