La literatura muestra, mas no demuestra porque reconecta con el lado humano que trasciende más allá de los conflictos. Centro de Memoria Histórica, 2018.
La literatura para muchas personas es un medio de catarsis, tanto desde la lectura como de la escritura que desarrollan la creatividad en la creación de historias ficcionales y reales que construyen unas narrativas que se convierten en representaciones que se ejecutan en una trama, en las situaciones que se presentan en el transcurso de la historia y en los roles de los personajes que se dilucidan en las palabras escritas en prosa en una forma de reinventar y recrear la realidad a pesar de posibles dolores propios y/o externos.
Son estas estas realidades, en muchos casos, el insumo esencial que hace posible extraer a profundidad las vivencias trascendentales de la vida, articulándose con el mundo emocional de los personajes que conecta el sentido de humanidad con sus matices con aciertos, desaciertos, alegrías y tristezas. Escribimos siempre con un propósito determinado: para expresar puntos de vista, para comunicar sentimientos, emociones y conocimientos, para informar y plasmar registros que permanecen en el tiempo y mantener la memoria.
La recordación emocional y la evocación de imágenes a menudo surgen de la lectura de un libro que describe los sucesos y captura sensaciones, emociones, opiniones e intenciones en su trama, personajes y contexto. Un relato contado desde la inventiva y la subjetividad del escritor, pero que integra evidencias de hechos reales, ofreciendo una garantía de autenticidad a la historia narrada.
En este sentido, cuando se incluye la literatura en el desarrollo de las áreas académicas, un aspecto importante que se potencia es el pensamiento crítico que se logra evidenciar en las acciones, conductas y opiniones que transforman al estudiante para que lleguen a un grado de conciencia propia y colectiva de la realidad para lograr un cambio hacia la acción social. Su criterio frente a la realidad se construye a partir de las narrativas subjetivas, culturales e históricas que brindan los libros, además de despertar las habilidades sociales y comunicativas que estimulan la realización de conversatorios, debates y diálogos colectivos que activan la escucha atenta hacia los demás cuando se desarrollan actividades de lectura en voz alta o los clubes de lectura que fomentan la participación y la opinión desde previas consultas e investigaciones que propician la argumentación.
Leer desde el interés, permite un entendimiento para identificar, deducir y cuestionar para luego comprender y poner en la mesa reflexiones que dan apertura a nuevas líneas de pensamiento desde las complejidades de este mundo diverso. Por ello, los libros seguirán siendo un poder para despertar las conciencias no solo de los jóvenes sino de todas las personas que se embarcan en el maravilloso mundo de la literatura que proporciona perspectivas diversas sobre la vida, la sociedad y la humanidad.