Este viernes, en reunión de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Tunja, renunció el presidente ejecutivo de la entidad, Julián Andrés Galvis Pabón, después de cerca de ocho horas de diálogo con el órgano administrativo.
Galvis ha estado en el ‘ojo del huracán’ desde hace varias semanas por cuenta de denuncias hechas públicas por La W, basadas en informes de la Revisoría Fiscal que daban cuenta de irregularidades y sobrecostos.
“Entre algunos de los hallazgos del revisor fiscal, se advierte que para la compra de una pantalla LED se pagaron $ 242.080.000, aunque la cotización estaba en $ 76.180.887, lo que significaría un posible detrimento de $169.210.449. Por un videoproyector láser corporativo se pagó $ 24.480.000 la unidad, aunque las cotizaciones daban un valor de $18.310.000. La Cámara compró cuatro unidades incurriendo en un presunto detrimento patrimonial de $ 27.863.506, entre otras irregularidades detalladas en el informe en poder de los órganos de control”, informó La W.
Pero ahí no para todo, pues las denuncias aseguran que, en el largo periodo de Galvis como presidente ejecutivo, la Cámara le ha venido arrendando por un bajo costo el local del restaurante el Pozo de Donato a Rafael Cortés, quien en las últimas décadas ha manejado los hilos del poder en la entidad mercantil.
El fin del reinado de Galvis termina siendo, además, un gancho al hígado para Rafael Cortés, según aseguran algunos comerciantes de Tunja.