Embrutecidos y Adormilados – Ricardo Gabriel Cipagauta Gómez #Columnista7días

Nadie les dijo, ni está escrito, ni se lo pueden abrogar que por ser elegidos -con el voto popular- que en sus dignidades desde presidente hasta ciudadano -de la democracia fuerte y reconocida en el mundo-, tengamos que dejar o seguir recibiendo sus improperios, ataques, señalamientos, estigmatizaciones y hasta -en el peor de los casos- asesinados o silenciados por no acompasar con sus desafinadas y desatinadas palabras, que están envolviendo de odio a una sociedad (que sin tener todas sus necesidades básicas satisfechas) ha sido pujante, ejemplar, tenaz y de la que se han servido, para llegar a esos honores y supuestamente representarnos; pero ya se salieron de madre.

Lamentar que se utilicen las tribunas públicas para hacer el ridículo, dañar los protocolos y hasta manipular detalles que le corresponden a quien así incumbe, por el simple afán de figurar, y que le hagan eco y titulares, o tareas que como se piden deben ser montados en el erario. Así no es, y YA.

Silenciar los yerros de funcionarios afectos no es del talante que hemos defendido como demócratas, abanderados de la trasparencia, del cambio y de la verdad. Malgastar dineros en periódicos que servirán para limpiar espejos y vidrios, pues sus contenidos no dan ni para leerlos, no se compadece con las coyunturas de incendios naturales o provocados, ataques a fuerzas del orden, reencauche de asesinos, descalificación de tribunales y dar mal ejemplo a los niños de hoy.

Se embustero es decir a punta de mentiras y farsas, de inventos orgullosos, lo que se quiere tener como líneas gruesas para administrar o ser dictador… pero tratarnos de embrutecidos ya es la tapa. Y si algo tenemos en estas tierras es que no pueden manipularnos en la capacidad de razonar, y ojo porque cual influenciadores o activistas ya se pueden estar escudando para lo bueno o lo malo… y esos si se han degradado en sus comportamientos sociales o políticamente correctos. Ahí es grave, pues denigrar de sus “súbditos” puede incomodar o poner bravos a los de todas las líneas… políticas.

No es igual enceguecidos que adormilados, o en estado de reposo, pues muy despiertos para acudir a las convocatorias de manifestaciones, hacer la siesta ante los desaciertos de 2 años, y a escasos 5 meses, de llegar a la mitad de su “gobierno”; y a los que ya les empieza correr la brújula de los manidos 100 días, porque más que se los que nombran sus “gabinetes o equipos” son los que con los coronados de poder no lo hacen para servir, sino para servirse de sus decisiones, y relegar o desconocer a quienes tienen trayectorias o experiencias, con espirales; eso no dejará nada grato.

Que no llegue la semana santa y cual Judas pidan perdón o lleguen a replicar sus actuaciones, pues escrito está que no basta con caer de rodillas, sino exculparse con sus sequitos o rebaños, y absurdo por ejemplo utilizar la colocación de la primera piedra de “nuevos espacios para las artes”-pues amanecerá y veremos y ojalá podamos usufructuar sus bondades-, no por ser las “más grandes”, sino por la grandeza de sus pedagogías y maestros, dé sus frutos; así lo hacen hasta con puestos de salud, puentes, acueductos, bibliotecas, becas, ancianos, jóvenes y puestos de trabajo. Más graves.
Y dejar sobre la mesa el que discutamos sobre música, ya que no se cumple la cuota de nuestra identidad nacional, de sus regiones, sus artistas de sus ritmos, sus creaciones… ni en las emisoras comunitarias -que se asignaron otrora- y las que vienen; dado que las han modificado en su esencia, a lo mejor cada trinchera o parlante pondrá la de sus gustos, y el de las audiencias?; pero nada hará cambiar las que son de nuestra entraña, ¿o es que hasta eso quieren modificar?, pues reclamar sensibilidad cuando se es la bruja que al hablarle a un espejo mágico, le dice la verdad, es engañarse.

Esos burdos comportamientos han llevado a que reconocidos personajes en medios, trasgredan las líneas rojas, o del color que se quiera, y las traspasen para pedir en sus micrófonos y teclados que haya obligación de salirle a sus agendas y dar calificativos bajos, satisfacer sus garras, para unos profesionales que han destapado todos los entuertos, con altura y credibilidad, y eso es muy bajo.

Que nos digan embrutecidos y adormilados ya llenó la copa de la desesperación, por la ambición.

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