Los héroes y villanos de nuestra política local: el poder y la soberbia – Bernardo Umbarila #ColumnistaInvitado

Columnistas 7 dias BErnardo Umbarila

Hoy pasean por nuestros pueblos y ciudades y departamentos seres con poderes fantásticos, seres con capacidades casi sobrenaturales, se podría decir que incluso desafían la las leyes físicas, por ejemplo, la gravedad: no caminan realmente, levitan. Dentro de sus muchos poderes, hay dos que tal vez son los más fantásticos y maravillosos, pero a su vez si se equivocan en usarlos, se pueden volver su peor enemigo, su kryptonita; tienen el poder de contratar billones de pesos y también el poder de nombrar y desnombrar a miles de funcionarios públicos. Al principio ellos saben que estos poderes a lo sumo les duran cuatro años, y que poco a poco se van debilitando, pero de manera inconsciente lo olvidan; para algunos son unos héroes, pero para la gran mayoría, que al fin y al cabo son quienes los eligieron, estos se vuelven los peores villanos.

En su deambular siempre van acompañados de un sequito de personas, la mayoría de las veces son áulicos y aduladores profesionales que de manera consciente y en busca de que sus poderes recaigan sobre ellos los hacen equivocar; se ríen de todos sus chistes, minimizan sus defectos y equivocaciones, alimentan sus vicios,  alejan  a quienes osan criticarlos, incluso si tienen razón sin importar que sean su esposa, familia o amigos reales,  causar intriga es su mayor virtud, ellos son realmente los villanos de esta historia y hacen que nuestro héroe vaya perdiendo el contacto con la realidad y vayan cayendo en desgracia despertando en el peor de los defectos la SOBERBIA, que los lleva a asumir una actitud de superioridad frente a todos y todo.

Hay alguien que juega un papel fundamental en neutralizar o activar su soberbia, su compañero o compañera, que recibe el nombre de gestor o gestora social.  En nuestro país solo el 12 % de los alcaldes y gobernadores son mujeres, asi que me referire a las gestoras sociales. Son seres que realmente son maravillosos, han soportado en silencio y con gran gallardía un sinnúmero de improperios y bellaquerías en las difíciles campañas electorales; este papel está reservado solo para valientes y por eso tienen la difícil tarea de constantemente hacer volver a nuestro héroe a la realidad, aunque es muy frecuente que algunas también contraigan ese terrible defecto de la soberbia, convirtiéndose en las peores consejeras, llegando incluso a exigir que se les compartan los poderes causando efectos catastróficos.

Esta historia tiene un noble propósito: nuestros alcaldes y gobernadores son seres especiales, son personas que en su mayoría han querido servir a sus pueblos y ciudades, que han dedicado parte de su vida a esta causa, incluso sacrificando a su familia; son esenciales para cualquier sociedad y sin duda son el reflejo de ella. Considero que este es un buen momento para hacer esta parodia, quiero llamar su atención hoy, cuando inician sus gobiernos, no pierdan el contacto con su realidad, que al fin y al cabo es su pueblo.

Sáltense con frecuencia ese círculo cercano que los ahoga, que los asfixia, escuchen a su gente, tóquenlos, déjense querer, caminen las calles que siempre soñaron gobernar, disfruten este momento por el que tanto lucharon, no se aíslen en esas suntuosas camionetas esnobistas que los hacen perderse. Sus pueblos y ciudades cargarán con el peso de sus decisiones, no permitan que un afán cortoplacista los haga merecedores de la infamia.

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