El papa Francisco lamentó hoy las palabras de esperanza y gratitud aparentes que suelen expresarse por el Año Nuevo, «aplastadas» por los intereses personales, criticó en la última misa del año en la basílica de San Pedro del Vaticano.
Gonzalo Sánchez
El pontífice sostuvo que la fe permite «vivir de un modo diferente a la mentalidad mundana» esta última tarde del año, con «gratitud y esperanza», algo que no siempre ocurre.
«Todos agradecen, todos esperan, creyentes y no creyentes (…) En realidad la gratitud y la esperanza mundanas son aparentes. Falta la dimensión esencial de la relación con el Otro y los otros, con Dios y los hermanos. Están aplastadas por el yo, por los interés», alegó.
Esperanza e integración
El papa, como obispo de Roma, también dedicó parte de su homilía a reflexionar sobre la Ciudad Eterna a un año de que comience un Jubileo que brindará el perdón de los pecados a los peregrinos del mundo (se espera la llegada de unos 35 millones durante todo 2025).
Por eso, recordó que el cristiano debe ser ante todo un «peregrino de esperanza» y sostuvo que esta cualidad debe impregnar «un estilo de vida» que refuerce la «cualidad ética y espiritual de la convivencia».
«La pregunta se puede formular así: ¿estamos obrando cada uno en nuestro ámbito para que esta ciudad sea símbolo de esperanza para quienes la habitan y la visitan?», planteó el pontífice ante el alcalde de la ciudad, Roberto Gualtieri, en primera fila.
Francisco puso como ejemplo la columnata que Bernini construyó en el siglo XVII para la plaza de San Pedro en forma de abrazo: «Dentro se mueven libre y serenamente personas de todas las nacionalidades, culturas y religiones, una experiencia que infunde esperanza», alabó.
O la «fascinación» del centro de la capital italiana, «perenne y universal», que debe adaptarse a ancianos y discapacitados para que todos puedan apreciarla.
Pero el pontífice también urgió a que la «gran belleza» romana -una referencia cinéfila- sea adecentada con «decoro y con la normal funcionalidad» de sus servicios, a menudo deficientes.
Francisco entre la gente
En esta misa, que celebra las primeras vísperas del 2024 y se entona el antiguo himno del ‘Te Deum’ en señal de agradecimiento, se expuso además el icono mariano de la «Madonna Lactante» del siglo XII, traído para la ocasión del santuario italiano de Montevergine.
El papa terminó la misa, rindió tributo a la Virgen y el Niño y después fue llevado en silla de ruedas por sus problemas de rodilla por el pasillo central de la basílica para saludar a los cerca de 6.500 fieles que acudieron al templo.
Después, como ya es tradición, salió a una plaza de San Pedro empapada por la lluvia para apreciar el Portal de Belén de esta Navidad mientras una banda entonaba el «Adeste fideles».
Y Francisco, de vuelta al Vaticano, pudo de nuevo saludar a cientos de fieles presentes en la plaza, muchos de los cuales le saludaban en español, su lengua materna.
El recuerdo de Benedicto XVI
Por otro lado, este último día del año se conmemoró el primer aniversario del fallecimiento del papa emérito Benedicto XVI en el monasterio ‘Mater Ecclesiae’ del Vaticano en el que se retiró desde su histórica renuncia en 2013.
Su sucesor, Francisco, proclamó por la mañana el «afecto, gratitud y admiración» por el pontífice alemán tras el rezo del Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico, ante cerca de 20.000 fieles.
«Hace un año el papa Benedicto XVI concluía su camino terrenal tras servir con amor y sabiduría la iglesia. Sentimos por él mucho afecto, mucha gratitud y mucha admiración. Que desde el cielo nos bendiga y nos acompañe», encomió, pidiendo el aplauso de los fieles.
Antes, de madrugada, los más leales seguidores de Ratzinger le recordaron con una misa en el Altar de la Cátedra de la basílica vaticana, entre estos su histórico secretario, Georg Gänswein, que no pudo contener las lágrimas al leer su homilía.
El monseñor alemán, quien criticó abiertamente a Francisco en un libro y fue sacado del Vaticano y trasladado a su diócesis de Friburgo, recordó a Benedicto XVI como «un ejemplo luminoso».
«Permanezcamos unidos también en Benedicto XVI, sinceramente agradecidos a Dios por el don de su vida, la riqueza de su magisterio y la profundidad de su teología», emplazó ante los fieles y algunos cardenales como el conservador alemán Gerhard Müller. EFE