Un negocio sin precedentes adelantó el gobierno de Ramiro Barragán, en favor de los activos del departamento de Boyacá, en favor de los boyacenses.
Aún no se conocen bien los detalles de los antecedentes, lo cierto es que el visionario empresario y creador del centro empresarial Hugolino Higuera ‘se quebró’ y una entidad bancaria terminó embargando las instalaciones de Green Hills, el estratégico lugar ubicado en el sector nororiental de la capital boyacense.
Claro que la noticia no es que la gobernación haya comprado las gigantescas y modernas instalaciones, sino el precio al que las adquirió después de una negociación que tardó cerca de dos años y que dejó a los boyacenses dueños de 4.300 metros cuadrados, a un millón 400 mil pesos, cuando el valor en la zona está sobre los 6 millones de pesos.
La edificación se adquirió para trasladar allí el archivo departamental que está repartido en cuatro sedes, pues el gobernador había prometido en campaña que entregaría una sede digna al archivo y aunque intentó en diferentes partes, no lo había conseguido, por precios, por trámites e incluso ubicación de predios para construirlo.
Claro que el archivo, a pesar del espacio que requiere, solo ocupará una parte de la edificación y será el gobernador Carlos Amaya el que defina qué otras dependencias se trasladan al sector de mayor crecimiento de la capital boyacense.
Pues ayer, el gobernador se dio el lujo de estrenar el edificio que él mismo adquirió, adelantando su informe de gestión del cierre de su gobierno en el gigantesco auditorio de Green Hills, la infraestructura que ahora pertenece al departamento de Boyacá.
Mientras muchos mandatarios son noticia porque venden o privatizan bienes del Estado, Ramiro Barragán, la sacó del estadio con este cierre de su mandato.