Chile se ha comportado en los últimos procesos electorales como un péndulo, pasando en poco más de dos años de redactar y posteriormente rechazar una de las propuestas constitucionales más vanguardistas del mundo en materia de feminismo y ecologismo a entregarle la batuta del segundo proceso constituyente a la ultraderecha.
Aunque los expertos dicen que el escenario está más abierto de lo que parece, las últimas encuestas publicadas hace más de una semana anticipaban que la ciudadanía votará en contra de la nueva propuesta de carta magna en el plebiscito del domingo, lo que implicaría un nuevo vaivén electoral.
«El electorado ha dado señales de moderación, de querer una Constitución que garantice mayores derechos sociales y mayor inclusión, sobre todo de las mujeres, pero tiene miedo a un cambio radical», explicó a EFE Claudia Heiss, de la Universidad de Chile.
El texto que se plebiscitará esta semana, de 17 capítulos y 216 artículos, fue redactado por un órgano de 50 consejeros elegidos el pasado mayo, en el que la ultraderecha y la derecha tradicional contaban con mayoría, con 22 y 11 escaños, respectivamente.
Las derechas defienden que el documento es mejor que la actual Carta Magna, heredada de la dictadura (1973-1990), porque «recoge» preocupaciones actuales como la seguridad o la migración, y asegura que su aprobación pondrá fin a los cuatro años de incertidumbre institucional que provocó el estallido social de 2019.
La izquierda, en cambio, califica la propuesta de «dogmática» y denuncia que supone «retrocesos» en derechos sociales. EFE