La noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre en Colombia son fechas señaladas no solo porque comienza la cuenta atrás hasta la Navidad, sino por la tradicional Noche de las Velitas que junta familias, grupos de vecinos y amigos para compartir agradecimientos y deseos para el próximo año.
Por: Paula Cabaleiro
A las 7 de la noche, el tren de la sabana navideño rugió y su salida marcó el inicio de la jornada de encendido de velitas para los bogotanos que decidieron reunirse con sus familias en la plaza de un centro comercial de la capital colombiana.
El procedimiento, en palabras de familias asistentes, es sencillo: «tomas la velita que tengas, la prendes, calientas la base y con el calor de la cera la pegas en el suelo».
En la Plaza Bolívar, uno de los enclaves preferidos por las familias, el olor a mecha quemada inundaba el ambiente festivo tan característico de esta noche especial, en la que se veían todo tipo de instalaciones para sujetar las velas, desde vasos de plástico y cajas de cartón «para no dañar el suelo», hasta los que decidieron acercarse a la fachada de la Catedral Primada de Bogotá para que el viento no apagase sus deseos.
Durante esta noche se pudieron ver fachadas, parques y portales iluminados con la tenue luz de velas y faroles que dan la bienvenida a la alegría navideña e invitan a la reunión de familias y grupos de vecinos.
Origen olvidado
La Noche de Velitas es una celebración extendida en todo el país y, aunque tiene un origen religioso por ser la víspera del Día de la Inmaculada Concepción, es una festividad a la que se suman incluso las personas no creyentes para pedir y agradecer por sus seres queridos.
A pesar de que el origen de esta festividad se remonta a 1854, cuando el papa Pío IX decidió proclamar una vigilia para que cada velita, y por tanto cada deseo y agradecimiento, esté dedicado a la Virgen, al día de hoy ese origen no está tan presente en las mentes de los bogotanos.
Madres de familia que encendían las «velitas» junto a sus hijas y prendían felices bengalas, afirmaron a EFE que ellas lo hacían «solo por la tradición y para que los niños la sigan cuando ya no estemos», pero confesaron no conocer el origen religioso.
«La tradición se debe a que las abuelas de familia compartan con sus descendientes las historias», pero Laura, que trae a su bebé por primera vez a disfrutar de la Noche de Velitas, lamenta haber perdido a su madre de niña, y con ella «toda la historia de la tradición».
Música a la luz de las velas
Esta noche también hubo espacio en las grandes plazas para espectáculos musicales como el de la Orquesta Filarmónica de Bogotá con la participación del Coro Filarmónico Infantil en la Plaza de los Alfiles del Centro Comercial Gran Estación.
Así, bajo la guía de Joachim Gustafsson la Orquesta hizo un repaso por algunos de los villancicos más conocidos, como ‘Vamos pastores’, ‘Tutaina’ y ‘A la nanita nana’, pero sin olvidarse de los clásicos como ‘Vals de sangre vienés’, de Johann Strauss, o la ‘Selección de la suite Cascanueces’, de Tchaikovsky.
Fuegos artificiales y diferentes tipos de pirotecnia cubrirán los cielos de Bogotá durante toda la noche y la madrugada de mañana para que den comienzo las celebraciones navideñas. EFE